Comes poco durante el día, duermes mal y asaltas la nevera por la noche. Este mal tiene nombre y, lo más importante, remedio.Atención a estos síntomas- No tienes hambre por la mañana, casi nunca desayunas y retrasas la primera comida del día.- Estás ansiosa a medida que el día avanza, sobre todo por la noche.- Tienes problemas para dormir, te despiertas varias veces y te levantas para comer.- Te sientes mal mientras estás comiendo y, luego, culpable por haberlo hecho.- Tomas más de la mitad de las calorías del día por la noche (sobre todo, después de la cena).- Acabas comiendo hidratos de carbono.Si todo esto te sucede durante más de dos meses……quizá sufres el síndrome de los comedores nocturnos. Descubre cuáles son las causas.Nace de la ansiedad y la depresión¿Te has levantado alguna vez de la cama en plena noche con un irrefrenable deseo de comer algo dulce o muy energético (galletas, bollería, chocolate, patatas fritas…)?Si la respuesta es que lo haces a menudo, podrías padecer lo que se conoce como el "síndrome de los comedores nocturnos" (SCN), un problema que afecta al 2% de la población y en mayor proporción a las mujeres que a los hombres.ANSIEDAD Y DEPRESIÓNIdentificado por primera vez en 1955 por el dr. Albert Stunkard, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Pennsylvania (EE.UU.) y director emérito del Programa de Trastornos de la Alimentación, el síndrome de los comedores nocturnos no es una manía peculiar, sino un trastorno clínico asociado a alteraciones hormonales, neurológicas y psicológicas específicas.Los afectados siguen unos patrones de comportamiento bastante concretos: anorexia matutina, ansiedad compulsiva por comer antes o después de la cena e insomnio. En realidad, los comedores nocturnos padecen "tres problemas a la vez", aclaran los expertos de la Universidad de Pennsylvania: "Sufren un trastorno de la alimentación, uno del sueño y otro del comportamiento".Cuanto más altos son los niveles de ansiedad y de depresión del afectado por la noche, mayores son sus deseos de ingerir alimentos ricos en hidratos de carbono. De hecho, si los toman es justamente para poder tranquilizarse y dormir, porque los hidratos de carbono aumentan los niveles de serotonina, un neurotransmisor que, a su vez, eleva los niveles de triptófano, un aminoácido que propicia el sueño."Podríamos decir que las personas que padecen el síndrome se medican de modo inconsciente, buscando alivio a su ansiedad", asegura Albert Stunkard.Hormonas muy alteradasSegún recientes investigaciones llevadas a cabo en Suecia, la gran mayoría de los afectados vive en un estado de estrés crónico, aunque a menudo no son conscientes de ello.Esas personas suelen tener niveles muy altos de cortisol (la hormona del estrés por excelencia), pero los mecanismos antiestrés de su organismo responden de modo poco eficaz a esa situación.Otros estudios realizados en EE.UU. y en el Reino Unido han demostrado también que, además de altos niveles de hormonas del estrés, los que lo padecen experimentan un descenso nocturno en los niveles de dos hormonas relacionadas, respectivamente, con el sueño y el apetito: la melatonina y la leptina.Según los investigadores, una terapia con estas hormonas podría ayudarles a controlar el problema. Mientras se estudia esa propuesta, los especialistas recomiendan una terapia combinada que trate el trastorno del sueño, el de la alimentación y el problema de la ansiedad que conlleva este síndrome.Con los ritmos cambiados- Estudios recientes han comprobado que el "síndrome de comedores nocturnos" tiene un componente hereditario: el 36% de quienes lo padecen tiene, al menos, un familiar de primer grado que también lo sufre.- Este problema conlleva una clara alteración en los ritmos circadianos (ciclos de 24 horas que sigue el organismo) de ingesta de alimentos, con retrasos de unas cinco horas respecto a los no afectados.- El antidepresivo sertralina, que potencia el efecto de la serotonina, resulta eficaz para tratar el síndrome.- El tratamiento combinado del trastorno del sueño y de la alimentación, y del problema psicológico, aumenta las probabilidades de éxito.- Un dietista puede ayudar al paciente a distribuir más equitativamente las calorías a lo largo del día y a diseñar un plan de alimentación atractivo y sano.