Últimamente, más personas piden el café sin leche, pues creen que son intolerantes a la lactosa. Por esto, dejan de consumir productos lácteos. Lo que pocos saben, es que existe la intolerancia a la lactosa y la alergia a esta misma; dos padecimientos totalmente diferentes.
La intolerancia a la lactosa y la alergia a la leche son diferentes. Cuando se habla del primer caso, este se da a causa de falta de lactasa, enzima que se encarga de la digestión de los lácteos.
Algunos de los síntomas que se presentan son náuseas, dolores e hinchazón abdominal. Esto puede empeorar con el paso de los años, ya que se va perdiendo esta enzima.
Por su parte, la alergia a la leche crea una reacción con síntomas como urticaria, mareos severos y dificultad respiratoria.
Para detectar esto de manera fácil y rápida, debéis visitar un médico especialista en el aparato digestivo. Él tomará una muestra de sangre para analizarla, pero lo más común es la prueba de hidrógeno. Esta consiste en tomar algunas muestras de respiración y, de esta forma, se verificarán los niveles de hidrógeno para conseguir un resultado certero sobre una alergia o intolerancia a la lactosa.
Este problema puede ser temporal y fácil de curar. Si es genético, no es posible curarlo, pero sí tratarlo.
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