Si bien el hábito de beber agua se ha visto como una moda, es imprescindible para nuestro cuerpo, pero éste debe de llevarse de manera responsable, pues trae múltiples beneficios a la salud o perjuicios si se consume en menores cantidades o en demasía.
De acuerdo con la especialista en nutrición clínica, Pamela Páez, consumir agua adecuadamente es importante en la vida diaria, pues estimula la eliminación de toxinas y sustancias que no son necesarios para el organismo, proporciona sensación de saciedad, además de que activa el ritmo del metabolismo corporal.
La principal recomendación para el consumo de este líquido es de aproximadamente dos a dos litros y medio diarios, dependiendo el lugar donde se habita, ya que en algunas zonas geográficas es necesaria una mayor hidratación.
Cuando una persona bebe una correcta cantidad de agua, los beneficios para la salud son notorios ya que “todos nuestros órganos necesitan agua para funcionar sin problemas y de forma sana”.
Explicó que el agua es el principal componente del cuerpo humano; se distribuye por todo el cuerpo, representa al menos 60% del peso corporal en adultos. Sin embargo, este porcentaje se reduce según la masa corporal magra.
De acuerdo con la especialista, la mayoría de los órganos y tejidos contiene más de 70%, donde la sangre y los riñones contienen 83% por ciento del líquido, los músculos en 76% y el cerebro 90%.
Por ello, advirtió del riesgo de consumir poca agua, ya que puede traer consigo afecciones físicas como fatiga, deshidratación y reducción de la velocidad de la actividad enzimática, que en consecuencia puede llevar al exceso de peso y la obesidad.
“La falta de agua en el organismo disminuye la secreción del jugo gástrico y provoca problemas estomacales, como gastritis y úlceras, además de infecciones urinarias, que en la mayoría de los casos se presentan por la insuficiente ingesta de líquidos como el agua”, sostuvo.
La experta explicó que una persona promedio de 19 años en adelante no alcanza a cubrir ni la tercera parte del consumo de agua recomendado, y la mayor parte de su consumo se basa en bebidas azucaradas.
Por ello, subrayó las recomendaciones del “buen beber”, toda vez que una persona común debe consumir en promedio entre seis a ocho vasos de agua potable, de cero a dos vasos de leche semidescremada, de cero a cuatro tazas de café y té sin azúcar y, de cero a medio vaso de jugo ciento por ciento natural.
Mientras que bebidas azucaradas, resaltó, su consumo recomendable oscila entre cero y dos vasos de refrescos dietéticos, agua con vitaminas y bebidas energizantes, entre otras.
“Los refrescos no se recomiendan en la dieta diaria por su alto número de calorías y nulo beneficio nutricional, pero, si se llega a consumir es preferible que éste sea esporádicamente y no debe de ser mayor a 250 mililitros y no se recomienda su consumo para niños de cero a 12 años”, advirtió.
En cuanto al consumo de bebidas rehidratantes, expresó que solamente se recomienda su consumo al deportista de alto rendimiento por su contenido de sodio, cloruro y potasio, mientras que el alcohol sólo debe consumirse en cantidades moderadas, pues únicamente de esa forma redunda en beneficios a la salud de los adultos.
“Tomar agua es fundamental para tener una buena salud, por lo que hay que hacerlo de forma moderada, pues los extremos en su consumo pueden ser al mediano o largo plazo perjudiciales para el individuo”, enfatizó.
En ese sentido, resaltó que beber agua de manera excesiva, puede traer consigo afecciones como la hiperhidratación, que puede causar somnolencia y convulsiones, debido a que por el exceso de agua, la sangre se diluye y bajan las concentraciones de sodio.
Es por ello que el consumo de agua, complementado con rutinas de ejercicio habituales, permitirán reducir la presión arterial, controlar el nivel de azúcar en la sangre en forma regular, y así prevenir enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes.
Ello, indicó, combinado con una alimentación sana sobre una base de frutas y verduras, coadyuvará a la reducción de carbohidratos, que traerá consigo un control de peso y por lo tanto, una buena salud.