La supervisión médica, el autocuidado, la alimentación balanceada, así como practicar ejercicio, son indispensables para que las mujeres tengan un embarazo saludable.
La diabetes gestacional es un tipo de diabetes que algunas mujeres desarrollan durante el embarazo. Alrededor del dos al 10 por ciento de las futuras mamás desarrollan esta enfermedad, considerada una de las más comunes del embarazo. El porcentaje es mucho más alto entre las mujeres latinas.
La diabetes es una enfermedad complicada. En pocas palabras, lo que significa es que los niveles de azúcar en la sangre están muy altos. A continuación te explicamos qué es lo que sucede.
Cuando comes, el sistema digestivo descompone la mayoría de los alimentos en un tipo de azúcar conocida como glucosa. La glucosa entra a tu torrente sanguíneo y, con la ayuda de la insulina (una hormona producida en el páncreas), las células de tu cuerpo transforman la glucosa en energía.
Sin embargo, si tu cuerpo no produce suficiente insulina, o si las células de tu organismo no responden bien a la insulina, la glucosa se queda circulando por la sangre en lugar de llegar a las células y convertirse en energía.
La atención de un nutriólogo, es importante para ajustar la dieta de acuerdo con la actividad física y la rutina diaria, así como el sitio donde reside. Las embarazadas tienen elevación en la fusión metabólica, por lo que el aporte calórico que reciben se consume con mayor rapidez y es vital que desayunen, hagan una colación como puede ser yogur o una fruta o una barrita de cereal; la comida, otra colación y cena. Se deben evitar ayunos por más de tres horas.
Para reducir o evitar las infecciones en vías urinarias y el estreñimiento, se deben ingerir mínimo tres litros de agua al día, con ejercicios de bajo impacto, como bicicleta estacionaria, natación, ejercicio aeróbico, cursos psicoprofilácticos o caminata en dos periodos de 10 a 15 minutos diarios.
Para detectar alguna alteración de cromosomas, la embarazada se debe realizar un ultrasonido entre las semanas 11 y 13 y uno más entre la 18 y 24, con una revisión detallada del feto. Un último estudio de este tipo entre las semanas 34 y 36, para definir el estado de salud del producto.