Pese a los esfuerzos que se hacen en todo el mundo para frenar el fenómeno del embarazo adolescente, este persiste y continua siendo un problema de salud pública que de acuerdo con la Unicef, se asocia con la violencia de género.
Autoridades sanitarias de Mexico señalan que el embarazo en niñas y adolescentes se concentra en 200 municipios del país.
Las cifras ubican con elevados índices de embarazo precoz a seis estados: Coahuila, Nuevo León, Puebla, Michoacán, Estado de México y Ciudad de México.
Cada una de estas entidades cuenta con más de 10 municipios con alto número de nacidos vivos y alta tasa específica de fecundidad en adolescentes.
También destacan que 11 estados tienen entre cinco y 10 municipios con altos índices de embarazo precoz, tres entidades con tres a cuatro municipios con esta situación y 12 con uno a dos.
En pleno 2017 aun dos entidades no han extinguido en sus legislaciones locales el delito de estupro cuando el perpetrador contrae matrimonio con la víctima, situación que no contribuye a disminuir el embarazo en niñas y adolescentes, además de ser violatorias de los derechos humanos.
En 2015, en México hubo 415 mil 398 nacimientos en mujeres de entre 10 y 19 años, y de ellos, 10 mil 189 fueron en niñas de entre 10 a 14 años.
El pasado 23 de enero de 2015 se lanzó la Estrategia Nacional de Prevención del Embarazo Adolescente, con la meta de disminuir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años y reducir en 50 por ciento la tasa específica de fecundidad en adolescentes de 15 a 19 años.
En cada uno de nosotros, como adultos existe el deber de proteger y vigilar el respeto por los derechos de niñas y adolescentes para evitar este tipo de fenómenos sociales.