La evolución sería la respuesta al porqué de este misterio
Las mujeres tienden a sentir más frío que los hombres, y los científicos habían atribuido esto a las diferencias metabólicas y hormonales. Ahora, un nuevo estudio propone una explicación alternativa afirmando que los hombres y las mujeres están evolutivamente inclinados a preferir diferentes temperaturas para crear espacio entre ellos, frenando así la agresión y aumentando la capacidad de supervivencia.
No es exclusivo de los humanos
Los investigadores de la Universidad de Tel Aviv, Israel, han descubierto que los miembros femeninos de las especies se sienten atraídos naturalmente por temperaturas más cálidas debido a una “diferencia evolutiva“.
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Estos expertos estudiaron 13 especies de aves y 18 especies de murciélagos utilizando datos recopilados durante 40 años para determinar si los animales mostraban una separación geográfica entre los sexos.
La significativa diversidad climática de Israel también les permitió estudiar animales individuales de la misma especie que viven en condiciones climáticas muy diferentes. Esto fue así, ya que los machos preferían temperaturas más bajas que las mujeres, lo que provocó una distancia física entre ellos en determinadas épocas del año.
“Es más común entre las aves y los murciélagos, por ejemplo, uno tiende a encontrar que los murciélagos machos van a las altitudes más altas en la cima de la montaña, mientras que las hembras están en los valles donde la temperatura es más alta”, dicen los autores.
En los seres humanos, estudios anteriores habían sugerido que hombres y mujeres experimentan la temperatura de manera distinta y que las mujeres sienten más el frío debido a las variaciones en el metabolismo y la producción de calor corporal.
Fenómeno generalizado
“Nuestro estudio ha demostrado que el fenómeno no es exclusivo de los humanos; entre muchas especies de aves y mamíferos, las hembras prefieren un ambiente más cálido que los machos y, en ciertos momentos, estas preferencias provocan la segregación entre las dos especies”, comenta Eran Levin, coautor del trabajo que publica la revista Global Ecology and Biography journal.
Con los resultados, los expertos afirman: “hemos planteado la hipótesis de que lo que estamos tratando es una diferencia entre los mecanismos de detección de calor de las hembras y los machos, que se desarrollaron a lo largo de la evolución”. Las especies tendrían mejores posibilidades de sobrevivir cuando los machos y las hembras se mantienen alejados entre sí.
En el mundo animal, esta separación podría explicarse por el deseo de mantener a la descendencia alejada de los machos agresivos y reducir la competencia por la comida. Y también podría estar estar relacionado a nivel sociológico: las hembras tienden a tener mucho más contacto físico entre ellas, mientras mantienen más distancia y evitan el contacto mutuamente.
Dentro de los humanos, el género sería un factor clave no solo para determinar el impacto de la temperatura en la comodidad, sino también en la productividad y el rendimiento cognitivo, ya que afectaría al lugar de trabajo, por ejemplo.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante