En algún momento has escuchado que es bueno tratar de obtener cierta cantidad de ácidos grasos omega-3 en tu dieta: grasas esenciales que nuestro cuerpo necesita y los obtiene de alimentos como pescado, nueces y verduras de hoja.
Se cree que ayudan a prevenir las enfermedades del corazón y los accidentes cerebrovasculares, así como la depresión.
Los omega-3 proporcionan el punto de partida para hacer hormonas que regulan la coagulación de la sangre, la contracción y la relajación de las paredes arteriales, y la inflamación, y también se unen a los receptores en las células que regulan la función genética.
Se ha demostrado que las grasas omega-3 ayuda a controlar el lupus, el eczema y la artritis reumatoide, y pueden desempeñar papeles protectores en el cáncer y otras afecciones, según The Nutrition Source.
Pues con eso en mente, un hombre decidió comer pescado todos los días durante un año para ver qué tipo de impacto que tendría en su cuerpo. Paul Greenberg capturó la experiencia en un nuevo documental llamado The Fish on My Plate.
Greenberg se reunió con un médico antes y después de su año de comer pescado para seguir su progreso. “Tengo una presión arterial ligeramente elevada. Tengo problemas de colesterol. Tengo problemas de depresión. Tengo problemas de sueño, y no me gusta “, dice en el documental.” Así que empecé a escuchar el suave ronroneo de la industria de los omega-3: Esto es todo lo que se supone que deben arreglar”.
¿Sirve o no sirve el omega 3?
La creencia de que los omega-3 son maravillosas-grasas comenzó con la observación de que había menos enfermedades del corazón en las poblaciones que comieron un montón de pescado graso.
En esas observaciones pedían a las personas que informaran cuánto pescado comían, y a su vez también mostraban que las personas que comían más pescado graso tenían menos enfermedades del corazón.
Pero esa investigación muestra la correlación, no la causalidad, es decir, los científicos no pueden demostrar que comer pescado provoca una disminución de las enfermedades del corazón, simplemente hay una asociación.
Pero eso no significa que los omega-3 no sean benéficos: realmente se reducen riesgos y se recomienda tratar de comer pescado graso como el salmón, la trucha y la caballa una o dos veces por semana.
Pero si el pescado no es lo tuyo, poner semillas de lino molido en tu cereal en la mañana o tomar suplementos de aceite de pescado (a menos que su médico específicamente les recomienda).
¿Pero sabes cuál es el secreto? Una dieta balanceada combinada con actividad física.
Nunca hay que irse a los extremos.