Gran parte de los estudios de resistencia y consecuencias de enfermedades, se ha enfocado en hombres
Las mujeres son más resistentes a las enfermedades infecciosas que los hombres y más vulnerables a las autoinmunes; algunas dolencias cardiovasculares se expresan de manera distinta según el sexo. Los medicamentos afectan de diferente manera a hombres y mujeres. De esto y más se enfoca la medicina de género, algo poco estudiado en el mundo.
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Parte de la evidencia de como los casos pueden variar dependiendo del sexo: la fisiología de ellos y ellas es distinta, y, por tanto, la prevención y el diagnóstico de muchas enfermedades, así como las terapias que se les aplican, deben serlo también.
Numerosos estudios han demostrado que los síntomas que experimentan las mujeres en un infarto difieren de los que presentan los hombres, y no identificarlos se traduce en diagnósticos erróneos y, por lo general, en una peor atención.
Casi dos décadas después de que aparecieran las primeras investigaciones al respecto, algunos médicos siguen sin tenerlas en cuenta. Existe la percepción social de que estos problemas tienen un perfil básicamente masculino y, sin embargo, no es así.
Mortalidad por enfermedades cardiovasculares
Según el Instituto Nacional de Estadística de España, el 30% de la mortalidad femenina se debe a estos males, cinco puntos porcentuales más que en el caso de los hombres. La diferencia es significativa, y responde a factores que estudia la medicina de género y que podrían corregirse.
En el retraso del diagnóstico de los infartos en las mujeres no solo influye que la sintomatología no se identifique en ocasiones con un ataque cardíaco; es determinante también el tiempo que transcurre hasta que son atendidas.
“Somos más sufridas que los hombres, minimizamos los síntomas, los achacamos a otras cosas, y a la hora de demandar asistencia sanitaria es invariablemente más tardía, siempre hay algo que hacer antes”, explica Natalia Royuela, coordinadora de la Unidad de Cardiología Críticos del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander.
Estas circunstancias y otras similares ejemplifican porqué la medicina de género ha optado por este nombre. No es una moda, y pone el foco en lo femenino, pero lo más relevante desde el punto de vista médico es que reivindica la evidencia científica. Además de las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres, contempla, entre otras cosas, los roles sociales que desempeñas unos y otras, un aspecto por lo general ignorado en el cuidado de la salud, pero imprescindible por las repercusiones en nuestra salud.
Los cambios en la perspectiva serían beneficiosos para las mujeres, porque, hasta ahora, y por lo general, el modelo de investigación de las enfermedades y terapias ha sido el hombre.
“Eso ha llevado a que haya dolencias que están invisibilizadas, mal diagnosticadas y mal tratadas. El conocimiento que aporta la perspectiva de género mejoraría la salud femenina, permitiría abordar las enfermedades de una manera más efectiva y podría emplearse en la prevención y en la promoción de la salud de las mujeres que todavía están sanas”, explica María José Cao, decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Valladolid y coordinadora del curso Perspectiva de Género en la Salud, que se celebró el pasado mes de noviembre en la ciudad castellanoleonesa.
Un ejemplo es la espondiloartritis, una forma crónica de la artritis. En los hombres se manifiesta con rigidez en la columna vertebral, mientras que en las mujeres los síntomas aparecen en pies y manos.
En otras ocasiones, los síntomas no cambian según el sexo, pero sí lo hace el diagnóstico. Hay una singularidad: los especialistas en este campo de la medicina coinciden en que las mujeres están sobrediagnosticadas y sobremedicalizadas.
Esto ocurre, por ejemplo, en algunos procesos naturales, como el embarazo, el parto y la menopausia.
Los especialistas en medicina de género apuntan que el conocimiento que aporta a otras muchas ramas, como la cardiología y la farmacología, es clave para la sostenibilidad del sistema sanitario, ya que mejoraría su eficiencia.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante