Existe todo un rosario de estudios que prueban que tomar el sol sin protección, durante 20 o 30 minutos diarios, aseguran dosis de vitamina D capaces de protegernos frente a la osteoporosis, varios tipos de cáncer y enfermedades crónicas (como la cardiovascular), sin aumentar el riesgo de sufrir cáncer de piel. Además de las indicadas, y ya desde el vientre materno, la exposición moderada al sol podría prevenir estos trastornos:- Diabetes tipo 1. ¿Por qué un niño finlandés tiene 400 veces más probabilidades de desarrollar esta enfermedad que uno venezolano? Según expertos de la Universidad de California (EE.UU.), la respuesta está en su menor exposición al sol, principal fuente de vitamina D.
¿Cómo te ayuda? Este trastorno podría prevenirse si exponemos cuello, piernas y brazos al sol del mediodía (sin protección) durante unos 15 minutos diarios (algo más si tienes la piel oscura). En invierno, si un niño no se expone al sol, el pediatra debería recetarle suplementos de vitamina D3.- Esclerosis múltiple. En un estudio con niños gemelos idénticos en los que sólo uno había desarrollado esclerosis múltiple, los expertos vieron que el pequeño que más se había expuesto al sol tenía menor riesgo de sufrir la enfermedad.
¿Cómo te ayuda? Los médicos creen que, al aumentar la producción de vitamina D, la exposición al sol estimula el sistema inmunitario y reduce el riesgo de sufrir este trastorno.- Autismo. El aumento de casos en los últimos años empieza a asociarse a un factor: el consejo de evitar el sol.
¿Cómo te ayuda? Las evidencias se acumulan: 1) Bajos niveles de vitamina D durante la gestación alteran el desarrollo cerebral del feto. 2) El autismo se da más en latitudes con poco sol. 3) Niños con raquitismo (déficit de vitamina D) desarrollan marcadores de autismo que desaparecen tras el tratamiento con esta vitamina.