Tenían 43 y 42 años y cánceres de mama en estadíos similares. Charo R. y Sara M. fueron tratadas el mismo año, en el mismo hospital de Barcelona y con el protocolo indicado para ese tipo de tumor. Sin embargo, acabaron teniendo un final diferente: una respondió a los fármacos y hoy vive libre de la enfermedad y la otra falleció hace varios años. ¿Por qué tratamientos que curan a unos pacientes fallan en otros con tumores parecidos? La explicación hay que buscarla en los genes y sus particularidades. "Hoy sabemos que ésta es una enfermedad de los genes", explica el dr. Joaquim Bellmunt, director de Oncología Médica del Instituto Oncológico Teknon. "Dicho de otro modo, se desarrolla por alteraciones genéticas que permiten que una célula sana se convierta en cancerosa.A veces, esas alteraciones se transmiten de padres a hijos. Es lo que le ocurre a las mujeres que heredan formas mutadas de los genes BRCA1 o BRCA 2 (en el 5% de los tumores mamarios), que aumentan el riesgo de cáncer de mama en más de un 70% y el de ovario en un 50%. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, los cánceres se originan por mutaciones adquiridas, derivadas de la acción de agentes ambientales: productos químicos, polución, dieta, radiación UV, tabaco… Saber qué genes alterados ?mutados, silenciados, duplicados? están implicados en un cáncer es el primer paso para hallar mejores métodos de detección y diseñar tratamientos que actúen allí donde nace el tumor", asegura el experto.Pero si el cáncer es una enfermedad genética, lo es de un modo insólito. Mientras que el resto de las enfermedades genéticas (como la hemofilia) suelen estar asociadas a una o dos mutaciones, un cáncer puede involucrar a centenares de ellas y a enormes cantidades de material genético reorganizado. Aún más curioso: en lugar de reducirles funciones, esas alteraciones otorgan a las células cancerígenas auténticos superpoderes, que les permiten camuflarse y escapar al control de las defensas, proliferar en todo tipo de tejidos y hacerse inmortales. "Para hacerlo todavía más complicado, las alteraciones genéticas que se ven en un tumor son diferentes de las que se observan en otro paciente que tenga el mismo", explica el dr. Bellmunt.Nueva tecnología
Ante ese panorama que se antoja inabarcable, surgen dos preguntas: ¿cómo saber qué genes están implicados en un tumor? ¿Habría que tratar cada uno de forma específica? Aunque parezca increíble, las respuestas están empezando a llegar a un ritmo acelerado. El paso de gigante ha llegado de manos de una nueva tecnología ?llamada de microarrays?, en la que sistemas robotizados permiten analizar miles de genes o de proteínas de una sola vez e identificar las mutaciones más comunes asociadas a cada tipo de tumor. "Con esta tecnología, podemos analizar hasta 40.000 genes o proteínas en cada tumor concreto", explica el doctor Joseph A. Sparano, director de la Unidad de Evaluación de la Mama en el Montefiore- Einstein Cancer Center de Nueva York (EE.UU.), uno de los más avanzados del mundo en la especialidad. "El método del perfil genético está revolucionando la terapia del cáncer porque, además de identificar nuevas "dianas terapéuticas", abre la puerta a la creación de biomarcadores y kits diagnósticos capaces de ser utilizados en la práctica clínica", insiste."Ya no se trata de combatir los tumores a cañonazos, como ocurre con la quimioterapia, que destruye células sanas junto con las tumorales, sino de actuar directamente en la vía molecular que permite que se desarrolle el tumor", señala el dr. Bellmunt. A medida que avancemos en ese campo, la quimioterapia irá perdiendo terreno.Generar resistencia
Por ejemplo, tests genéticos (como el Oncotype DX) permiten identificar ahora a aquellas pacientes de cáncer de mama que realmente van a beneficiarse de la quimioterapia y a aquellas cuyo pronóstico no mejora con ella y no la necesitan. ¿Consecuencia? Se evitarán serias secuelas a un gran porcentaje de mujeres que no la requieren. Tests similares existen para cánceres de próstata y pulmón. A la vez, hoy es posible determinar los casos en que la suma de antiguos y nuevos tratamientos es la opción más indicada.