Es común encontrar información sobre los beneficios que tienen estos productos para fortalecer nuestro sistema inmunológico, pero ¿son ciertos?
El yogurt es uno de los productos lácteos que mejor reputación tienen para el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. La lista de componentes beneficiosos es larga, y se enumera en cientos de anuncios.
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Además, los yogurts están presentes en las dietas de muchas culturas en el mundo, y el proceso de producción se remonta a miles de años atrás. Sin embargo, ¿qué hay de verdad en todas estas alabanzas al yogurt? ¿Es cierto que incluir un yogurt al día en nuestra dieta nos ayudará a fortalecer nuestro sistema inmunológico?
¿Cómo se produce un yogurt?
El proceso de producción del yogurt es algo que la humanidad conoce y practica desde hace miles de años, y que consiste en un proceso de fermentación de un producto lácteo gracias a unos microorganismos. Estos microorganismos son tipos concretos de bacterias como Lactobacillus (o lactobacilos) y Steptococcus. Cuando un tipo de bacterias entran en contacto con la leche, realizan reacciones metabólicas durante la cual transforman algunos compuestos de la leche hasta convertirlo en yogurt.
Hoy en día, este proceso es realizado con una combinación de varias cepas de bacterias y una temperatura y condiciones controladas para generar un yogurt que entre en todos los controles de calidad.
Uno de los puntos clave de la fermentación incluye la transformación de la lactosa en ácido láctico, que le otorga el característico sabor ácido debido a una bajada en el pH del producto.
Una vez que el yogurt está formado, la presencia de estas bacterias no es necesaria y pueden ser eliminadas subiendo la temperatura. Sin embargo, estas bacterias no son dañinas para nuestro organismo así que no supondría un problema para nosotros si permaneces en el yogurt en el momento de consumirlo.
¿Qué hay dentro del yogurt?
Al analizar todos los compuestos que contiene el yogurt sin contar con los microorganismos, observamos una fuente rica en proteínas, grasas y vitaminas. En términos generales un yogurt normal puede contener un rango variable de cada uno de estos elementos, pero el calcio es un elemento químico imprescindible en muchas células, no sólo para el mantenimiento de los huesos, sino para la contracción muscular o incluso la producción de energía celular.
El calcio de los huesos puede ser estable o dinámico, y cuando se sufre de un déficit de calcio puede tener efecto perjudicial en la estructura y estabilidad del esqueleto visible a medio y largo plazo. Sin embargo, hay otro lugares de nuestro cuerpo que se verían perjudicados de forma más rápida y grave si no tomamos el suficiente calcio.
¿Qué hay de nuestras defensas?
Las células del sistema inmunológico, por descontado, también necesitan un flujo de calcio para realizar los procesos básicos como fabricar anticuerpos o mandar señales por el organismo.
Aunque de manera general, el calcio aporta su granito de arena en el correcto funcionamiento del sistema inmunológico. El yogurt no es el único alimento que contiene calcio, pero sí puede ser de ayuda en caso de necesitar un aumento de este en nuestra alimentación.
Sin embargo, un estudio reciente ha demostrado que los niveles de calcio no cambiaban en personas que consumían yogurt griego en su dieta o no, mientras que otro sí observó una correlación en los niveles de calcio en niños y adultos que consumían yogurts a diario.
Efectos similares existen con el resto de compuestos del yogurt y, por norma general, a no ser que exista una deficiencia en alguno de ellos, aumentar el consumo de este producto lácteo no se traduce en una potenciación del sistema inmunológico en concreto.
Para contestar a la pregunta de si los yogurts ayudan a fortalecer el sistema inmunitario también es importante saber si las bacterias están vivas o no en el momento en el que consumimos el yogurt.
La microbiota es un factor determinante en el correcto funcionamiento del organismo, y un desequilibrio en la variedad o la cantidad puede provocar enfermedades agudas o crónicas. Entre esta enfermedades, algunas están directamente relacionadas con el sistema inmunológico.
Por este motivo, si el yogurt contiene bacterias beneficiosas para el organismo y una persona tiene dificultades para mantener el equilibrio de su microbiota, es posible que las bacterias que faltan puedan ser aportadas por este producto lácteo.
Sin embargo, en una situación muy delicada y que debe ser evaluada por un especialista para determinar si añadir un yogurt a la dieta puede ser una solución.
Los estudios en modelos animales apuntan al posible beneficio de estas bacterias en prevenir el desarrollo de enfermedades, pero estas evidencias son difíciles de corroborar en humanos.
A pesas de que la evidencias son ambiguas y los efectos son limitados, los yogurts pueden aportar un conjunto de elementos beneficiosos para el organismo y el sistema inmunológico por extensión. Un yogurt al día no nos hace inmunes a infecciones, pero como postre no está nada mal.
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Autor: I.S. con información de Muy Interesante