Responde Carlos de la Cruz, sexólogo de la Concejalía de Juventud de LeganésHay muchas preguntas que los adolescentes suelen plantear cuando se les da la oportunidad de hablar de sexo, sexualidad o relaciones eróticas. Los padres y madres suelen ser conscientes de por dónde pueden ir estas dudas y de que merece la pena resolverlas. Al fin y al cabo, el objetivo como padres y educadores no es sólo transmitirles información, sino mantener abierta la puerta del diálogo. Pero durante esta época no se suele preguntar a los padres. Además, el formato pregunta-respuesta tiene poco que ver con la educación sexual.La charla sobre sexo no puede ser impuesta, no se puede insistir con "tú qué has oído", "qué te han contado", etc., ya que con este tipo de preguntas no se facilita. Por ejemplo, cuando el chico o chica preadolescente empieza con los cambios corporales no es infrecuente que le surja el pudor. Y aunque hasta entonces no le importaba que su padre o su madre le vieran desnudo, ahora puede que sí. Como es lógico, los padres sienten una legítima curiosidad por ver cómo va el desarrollo corporal de su hijo, pero también deben respetan su pudor.Esto, que se ve con claridad al hablar del cuerpo, no se ve con la misma claridad al hablar de las ideas: al adolescente, igual que le cambia el cuerpo, le cambia la forma de pensar. Lo lógico es que, a quien se le respetó el pudor, cuando siente que su cuerpo "vuelve a estar presentable", deje que le vean desnudo. Del mismo modo, a quien no se le insistió con interrogatorios hasta espantarle, puede que, más adelante, acabe dejándose ver por dentro.Responde Carlos de la Cruz, sexólogo de la Concejalía de Juventud de Leganés