Al unirnos a otra persona, interiormente buscamos en ella lo que nos falta. Lejos de ser algo negativo para la relación, esa búsqueda puede ser muy provechosa.Diferencias muy positivasEl tener gustos opuestos en algunas parcelas, lejos de crear inconvenientes, puede convertirse en algo enriquecedor. De hecho, en casi todas las parejas hay algún tipo de oposición. Es lo lógico, porque tenemos subjetividades distintas.Ahora bien, las diferencias entre los miembros de la pareja pueden ser fuente de satisfacción cuando en su relación no habita la intolerancia, la intransigencia ni el deseo de dominar al otro. Entonces, surge la pelea.La mayoría de discusiones que surgen cuando se tienen gustos opuestos es porque se crean lazos de dependencia tan fuertes que se hace difícil comprender que lo más normal es que haya discrepancias y gustos diferentes. La sensación de asfixia o invasión no se produce cuando cada miembro de la pareja es capaz de defender su propio espacio.El matrimonio es el proyecto de compartir la vida con otro, de acompañar y ser acompañado por ése al que hemos elegido como pareja por razones que van más allá de la razón y que están muy cerca de la pulsión.Esa fuerza desconocida que nos empuja a querer al otro se basa en asociaciones misteriosas y, a veces, desconocidas, porque son inconscientes. Disfrutar de gustos y actitudes opuestas puede cumplir una función importante porque ese "desequilibrio" pone en marcha la ley de la compensación.Ventajas e inconvenientesCompartir un matrimonio cuando hay gustos opuestos tiene sus ventajas:? La libertad es mayor porque se tienen parcelas que el otro no comparte. Se organiza un equilibrio psicológico más seguro porque se tienen más tareas en las que poner la energía.Entre los inconvenientes se encuentran:? La opresión que se siente si se tienen que abandonar los gustos propios por los del otro.? La culpa de los sentimientos agresivos que se pueden tener contra la pareja si no somos capaces de defender nuestros gustos.El rechazo al diferente? Según un estudio de la Universidad de California (EE.UU.), la percepción que una persona tiene de sí misma influye en la elección de pareja hasta el punto de que nos acercamos al otro cuando es muy parecido a nosotros.? Las afinidades en la búsqueda de pareja son importantes, pero hasta un cierto grado, porque en el amor también cuentan las diferencias. Amamos lo que no tenemos, deseamos lo que el otro nos da porque no lo poseemos. Cuando el otro es muy parecido a mí me enseña menos que si no lo fuera, aunque me hace sentir más seguro, porque no me enfrenta a mis carencias.? Este estudio señala que estamos en un mundo que acepta mal lo que es diferente. Rechazar lo que no es afín a nosotros nos conduce a la guerra de sexos porque somos distintos; a la misoginia porque la mujer es diferente y la ideología dominante sigue siendo machista; al racismo y al fanatismo.