La comunicación abre las puertas de la confianza, de la intimidad y deseo. Esperar a que nuestra pareja se de cuenta de que estamos excitados o que recuerde que nos encantan determinadas caricias es como jugar a las adivinanzas. Lo más fácil y acertado es decir lo que queremos, cuidando mucho las palabras y los gestos.La magia de la comunicación está en lo que decimos y en cómo lo hacemos. Las necesidades sexuales varían y es importante que la pareja lo sepa, aunque no tiene por qué adivinarlo. Por eso, para comunicarse bien sin herir los sentimientos de la pareja, es importante:SER SINCEROS. La sinceridad es la clave de cualquier relación. No se trata de hacer confesiones ni de destapar la caja de los truenos, pero sí de hablar de esas cosas nunca dichas que pueden poner una barrera en las relaciones sexuales. La sinceridad supone complicidad en la pareja.SABER LO QUE SENTIMOS. Ser conscientes de nuestros sentimientos, de lo que realmente queremos hacer, nos gusta y nos hace sentir bien. Hay que aparcar el miedo a decir no cuando no estamos seguros de seguir adelante.ELEGIR EL MOMENTO Y EL LUGAR OPORTUNO. Parece obvio pero muchas veces se olvida. Es importante saber poner una señal de "stop" en las ocasiones inadecuadas y, por ejemplo, no hablar de insatisfacción después de un encuentro fallido.OBSERVAR LAS SEÑALES DEL OTRO. Es importante aprender a leer en su cuerpo e interpretar sus gestos, pero también saber guiar su mano o indicar con nuestro cuerpo qué es lo que deseamos.INTERPRETAR EL SILENCIO. Los momentos en lo que no se habla pueden resultar satisfactorios y no tienen por qué ser incómodos.VALORAR LOS SENTIMIENTOS DELOTRO. No hay que vivirlos como una crítica, sino intentar ponernos en el lugar de la pareja y aceptar sus indicaciones.ACEPTAR LAS DIFERENCIAS. Ni a todos nos tienen que gustar las mismas cosas, ni se trata de tener siempre la razón. Cada uno aporta una forma de ser diferente a la pareja. Por eso hay que aprender a manejar los conflictos con el objetivo de fortalecer siempre la relación.SER AGRADECIDOS. A todos nos gusta escuchar lo que hacemos bien. Si a nuestra pareja le decimos que nos encantan su besos apasionados, el masaje de la playa o su voz cuando se pone tierno, seguro que acabará repitiéndolo.¿Por qué tenemos miedo?- En muchas ocasiones pensamos que sólo es necesario hablar cuando la situación no va bien.- El miedo a herir al otro nos limita a la hora de abordar los problemas que pueden estar surgiendo en la pareja.- Nos sentimos incómodos al utilizar palabras de contenido sexual.- Además, pensamos que si hablamos de lo que no funciona estamos dejando al descubierto nuestra incapacidad para mantener una relación satisfactoria.María Jesús Mañes