Cuando la crisis económica acecha, la inseguridad en lo referente a lo laboral puede crear un mayor vínculo a la familia y pareja, ya que representan un gran apoyo para el individuo, creando entre sí un mayor afecto personal, por lo que el número de separaciones disminuye considerablemente.Si añadimos las dificultades económicas que afrontan muchas familias por este mismo motivo, se comprende aún mejor el descenso de estas cifras.Juntos, en pareja, se puede ahorrar, pero separados, los gastos aumentan, e incluso se doblan. Por lo que si el divorcio no es algo que los cónyuges tienen del todo claro es normal atrasar la fecha de separación hasta épocas mejores. Además, en estos casos se plantea si la crisis conyugal no se deba a la situación de crisis que se vive en el entorno de la pareja.Por otro lado, a esto habría que añadir los costes propios del divorcio en sí, que debido a la cuantía que piden los abogados, etc. es una cifra a pagar inalcanzable para muchas personas.Muchas parejas creen prudente esperar a que la situación de crisis mejore para solucionar sus problemas sentimentales.