Ser adolescente

Ser adolescente

Los padres son el referente principal de los adolescentes. Ello no obsta para que se quejen de su control y de las limitaciones que les imponen. "¿Para qué sirven?", se preguntan algunos. Los padres están desorientados; no saben cómo actuar con el hijo que, de pronto, discute por todo y quiere estar solo. A veces se preguntan si sólo están para proporcionar a los hijos recursos materiales y se sienten poco reconocidos, cuando no rechazados. Curiosamente, es algo similar a lo que perciben los chicos: que no se les acepta como son y que se les critica cuando no responden a lo que sus progenitores esperan de ellos.El hijo se aleja de los padres y reivindica su independencia moral, así como su derecho a ver la vida de otra forma. Pero los padres siguen siendo un refugio afectivo para él, aunque lo niegue. Sirven como frontón para aliviar el miedo que produce crecer y depositar sobre su opinión algunas decisiones de las que él no está seguro.El caso de MaríaMaría escribió al consultorio muy preocupada por lo que sus padres pudieran pensar de su relación de pareja. Tenía 17 años y llevaba con su novio cinco meses. No se lo había presentado porque era un chico negro seis años mayor que ella. Para María esto no era un problema, pero no estaba segura de que sus padres pensaran lo mismo y preguntaba qué podía hacer ante una reacción negativa. Su inquietud y desconfianza escondían probablemente preguntas personales que ella no tenía claras. Los inconvenientes que sus padres pudieran aducir podrían servirle para esconder sus propias dudas, colocando sobre ellos la decisión de que la relación continuara o no. Otra joven, a la que llamaremos Susana, se había enfrentado ya a la oposición de sus padres, que no aprobaban su relación con un chico porque la familia de éste tenía mala fama.Ella había intentado dejarle para complacerles, pero había vuelto con él, segura de que se arrepentiría si hacía más caso a sus padres que a su corazón. Los enfrentamientos eran continuos. Sus padres se lo ponían difícil, pero le habían proporcionado los recursos psicológicos necesarios para oponerse a ellos y decidir por sí misma. Los enfrentamientos de hoy se olvidarán mañana porque es probable que Susana elija bien si se da el tiempo necesario.Independencia y madurezSegún la psicoanalista Françoise Dolto, la salida de la adolescencia se produce cuando la angustia de los padres no logra inhibir el deseo de independencia de los hijos. Alguien ha alcanzado el estado adulto cuando es capaz de liberarse de la influencia paterna. Además, cuando hablamos de adolescentes, la ausencia de enfrentamientos no significa que no haya malestar, sino que no hay forma de vehicularlo. En tales casos, el joven no puede ocupar el papel de hijo en busca de una identidad propia, pues se siente responsable de sus padres y demasiado culpable por no responder a lo que esperan de él.La culpabilidad le paraliza y no puede crecer. Si el adolescente encuentra a sus padres vulnerables, dubitativos o desinteresados, puede volver la agresividad que esto l produce contra sí mismo, pues, en el fondo, siempre les quiere mucho más de lo que manifiesta. El adolescente no debería verse en la situación de consolar a sus padres o darles apoyo; no debe ser el padre de sus padres. Clara, una chica de 14 años, contaba lo sola que se sentía a causa de los conflictos con su madre, que trabajaba en un bar y tenía muchos novios. Clara se ocupaba de la casa y de su hermano, pero su madre nunca le reconocía estos trabajos.La chica decía que a veces sentía un agujero en el pecho y se ponía a llorar. Hablaba como una adulta, pero no lo era. Se notaba abandonada por su madre, lo que le provocaba una rabia que volvía contra sí porque se sentía culpable. Los padres sirven para dar a los hijos los recursos que precisan a la hora de construirse una identidad y una vida. Los hijos sirven para convertirnos en padres; nos permiten revivir nuestra historia y sentirnos, primero, indispensables y, luego, prescindibles.

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