Los datos recogidos en el reciente informe de Unicef "Estado mundial de la infancia 2005" y en los diferentes anuarios de las Naciones Unidas muestran que tener hijos en medio centenar de países -en los que reside una tercera parte de la población mundial- es una actividad de alto riesgo.Las mujeres de países como Afganistán o Sierra Leona tienen una probabilidad entre seis de morir al dar a luz, mientras en Suecia sólo fallece en estas circunstancias una mujer de cada 30.000.Estas son algunas de las crueles diferencias que se esconden debajo de indicadores como la renta per capita, cuando el límite está entre la vida o la muerte las distancias son siempre mucho mayores. Y mujeres y los niños son quienes sufren en mayor medida el creciente abismo que separa a ricos y pobres.Estas cifras no se explican sólo por la pobreza de un país. Palestina y Cuba tienen poco más de 1.000 dólares de renta per capita, pero son contados los casos de madres que dan a luz sin contar con la asistencia de personal cualificado. En Marruecos, con una renta superior, no llegan ni a la mitad. Ello significa que, al margen de la disponibilidad de recursos, influyen también los factores culturales.La baja alfabetización, por tanto, mata, como se deduce del informe de Unicef. Y las mujeres, con excepciones mínimas, están menos alfabetizadas que los hombres. En Burkina Faso, el 92% de las mayores de 15 años no sabe leer ni escribir. En Níger son el 89%, en Malí el 88 y en Sierra Leona, el 80%.En esas condiciones, destacan los especialistas, poner en marcha políticas de planificación familiar es extraordinariamente difícil. Y esas políticas, además de evitar explosiones demográficas que no hacen sino incrementar la miseria, salvarían la vida de muchas mujeres que de otra forma están condenadas a morir jóvenes. La natalidad ha crecido en los últimos 40 años en Angola, Chad, República Democrática del Congo, Guinea-Bissau, Uganda… Las tasas de fecundidad están en torno a siete hijos por mujer.Con esa estructura demográfica y la diferencia de renta per capita se entiende mejor por qué el sentido del valor de la vida es tan diferente en uno y otro lado del mundo.