Un viaje submarino a través de la historia de España. En Cartagena podrá sumergirse en el flamante Museo Nacional de Arqueología Subacuática y descubrir los tesoros rescatados del fondo del mar. La entidad propone un recorrido por el legado arqueológico extraido de las profundidades marinas. El punto álgido de la travesía llega cuando se divisan los restos del Mazarrón I, un pecio fenicio de hace casi tres mil años, que se encuentran en el interior de una impresionante reproducción del navío.Otras piezas estrella son un conjunto de colmillos de elefantes rescatados de un barco fenicio que atestiguan la llegada de marfil a la costa mediterránea entre los siglos VII y VI aC; la mano sabazia, una pieza de bronce del siglo I dC que contiene un relieve del dios Sabazios; un nutrido grupo de ánforas de varias épocas, y un ataifor con representación de nave y ancla de un navío español. Las nuevas tecnologías resaltan aún más si cabe estas piezas. Arqua no es la única novedad museística. La ciudad también abrió el pasado verano las puertas del nuevo museo del Teatro Romano. Diseñado por Rafael Moneo, el edificio muestra los frutos de años de excavaciones en el Teatro y, además, permite conducir a los visitantes desde la plaza del Ayuntamiento hasta el interior del monumento, a través de un corredor arqueológico subterráneo.Otra parada obligatoria es el Fuerte de Navidad, santo y seña de la relevancia militar de Cartagena a lo largo de la historia. Situado estratégicamente en la bahía, fue construido a mediados del siglo XIX a pie de mar con el fin de vigilar la bocana del puerto. Otra buena zona de paseo nos la ofrece el antiguo emplazamiento de las Puertas de San José, el principal acceso a la ciudad histórica a través de la muralla de Carlos III. Dos de las cinco bóvedas han sido rehabilitadas, junto con la muralla, y convertidas en centro de interpretación turística. La majestuosidad del pasado de la ciudad queda patente con sólo echar un vistazo a la hermosa fachada del Palacio Consistorial, de estilo modernista.Al pasear descubrimos también que la ciudad presenta una huella militar que nos remonta a época medieval, cuando se construyó el Castillo de la Concepción, lugar en el que, dada su privilegiada situación, un Centro de Interpretación ofrece un explicación de la ciudad y su historia. El viajero podrá degustar la gastronomía propia de una ciudad marinera, pero al tiempo abierta a su campo. Pescados y salazones, el típico caldero- un guiso de arroz al estilo de los pescadores- junto a las carnes y los productos agrícolas de su feraz campo, todo ello regado con los vinos de la tierra y acompañado de las bebidas tradicionales, como el café asiático, que hacen las delicias de cuantos se acercan a conocer su tradición culinaria.