Shakespeare siempre lo tuvo a gala. Nacer en el suroeste de Inglaterra fue tal vez lo que le inspiró cada una de sus obras. Y es que esta región es uno de los grandes tesoros paisajísticos que los ingleses cuidan con mimo. Allí se encuentran valles extensos salpicados por pueblos de casas de piedra y delimitados por riachuelos que se abren camino entre bosques de hayas y castaños.De los paseos por estas tierras se sirvió después Shakespeare para ambientar sus novelas, enriquecer los personajes y pulir los textos. Por eso, el mejor punto de partida para adentrarse a esta región sea Stratdford upon Avon, al norte de los Costwolds, donde todavía se mantiene en pie la casa natal del escritor. En el casco antiguo de la ciudad también permanecen intactos la granja de su mujer Anne Hataway; la de su madre Mary Arden´s Farm y New Place, donde paso sus últimos años hasta ser enterrado en la iglesia Holly Trinity. Y aquí quisieron también levantar la sede de la academia de teatro, Royal Shakespeare Company, cantera de los mejores actores ingleses. Y es que todo Costwolds parece un gran escenario.Muy cerca de la ciudad que vio crecer a Shakespeare se encuentra el castillo de Warwick, imponente fortaleza de 1065, donde el decimotercero conde ejecutó a Juana de Arco. Ahora es un castillo temático, ideal para ir con niños y para viajar en el tiempo. En el centro histórico además puedes ver el Guindhall, uno de los pocos edificios del siglo XIV que sobrevivió al gran incendio de la ciudad de 1694. Unas construcciones que hablan de los tiempos dorados de la ciudad cuando el comercio de la lana, la madera y las canteras atrajo a nobles y mercaderes hasta sus calles.Cheltenham, la primera ciudad jardín inglesa, fue seguro otro de los lugares habituales por los que pasearía Shakespeare rumiando sus obras. Situada al oeste, en el condado de Gloucestershire y atravesada por el río Chelt, se encuentra esta localidad llena de pequeños balnearios. Ésa fue la razón por la que la visitó del rey Jorge III en busca de aguas curativas. Hoy atrae también por sus exclusivas tiendas y por la célebre carrera de caballos Cheltenham Gold Cup.Pero si hay algo que mantiene intacto en el tiempo son sus jardines. Tanto Shakespeare, como el rey Jorge III pudieron pisar la misma hierba que ahora el visitante encuentra en cada uno de sus rincones. Una buena muestra es el privado de Hidcote Manor Garden, fundado por Lawrence Johnston. Y junto a los jardines encuentras mercados medievales, molinos de agua y antigüedades. Sin duda, un lugar al que viajar en busca de tranquilidad, inspiración y relax.