Es irremediable. Cuando un viajero español llega a Malta no tarda más de una hora en hablar con los isleños del 12-1, de aquel célebre partido en el que España se clasificó para la Eurocopa de 1984 gracias a la goleada que le propinó al equipo maltés. Ellos suelen responder de diferentes maneras. Unos, refiriéndose a los coches que se compraron después de aquel encuentro los jugadores de su selección; otros, prefieren cambiar de tema y comentan algo sobre el rodaje en las islas de ?Ágora?, la nueva película de Alejandro Amenábar.«Muchos de los españoles que están aquí estudiando inglés han encontrado trabajo de extras», nos dice uno de los guías que a continuación enumera una breve lista de filmes que se han rodado en el archipiélago en los últimos tiempos: ?Troya? (Wolfgang Petersen, 2004), ?Gladiator? (Ridley Scott, 2000), ?El conde de Montecristo? (Josee Dayan, 2006)… Cuando uno va conociendo estas islas comprende el interés ?al margen de las excelentes condiciones impulsadas por la Malta Film Commission? de los directores y productores en realizar sus películas aquí, especialmente si son de época. Tanto la isla de Malta como la de Gozo y Comino conservan unas imponentes estructuras amuralladas y diferentes tipos de fortificaciones ancladas en el pasado.Recorrer La Valeta, las llamadas Tres Ciudades (Vittoriosa, Cospicua y Senglea) o Medina es perderse por un túnel del tiempo donde la Historia y las historias se entrecruzan. Los cuentos de fantasmas y las leyendas son muy populares en las islas, quizás debido a lo apreciadas que fueron a lo largo del tiempo estas tierras por su lugar estratégico en el Mediterráneo y al continuo batallar que en ellas hubo. Los primeros asentamientos datan del Neolítico (5200 a. C.), aunque la época de máximo esplendor de aquellos pobladores no se alcanzó hasta la llamada Era o Edad de los Templos (4000 a. C.- 2500 a. C.). Entre los monumentos megalíticos destacan los de Mudajdra, Tarxien y Ggantija. Este último templo, conocido también como ?La torre de los gigantes?, está situado en un promontorio de la isla de Gozo y fue construido antes del 3000 a. C. con piedras coralinas, algunas de hasta 17 toneladas.Sobre cómo pudieron transportarse las piedras hasta ese alto hay teorías para todos los gustos. Lo mejor en estos casos es dejar volar la imaginación ya que, además, los restos del templo vistos desde el aire adquieren un nuevo significado por el perfecto dibujo de su planta. Pero estos monumentos no son los únicos tesoros arqueológicos de las islas. Llaman la atención las esculturas de orondas figuras femeninas en las cuales Botero debió de encontrar alguna inspiración. La más célebre es la ?Dama durmiente?, que se encuentra en el Museo Arqueológico de La Valeta.Convivencia histórica
Después de aquellos primeros habitantes del Neolítico, numerosos pueblos recalaron en las islas a lo largo de la Historia. Fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos y árabes vieron en ellas un lugar ideal para asentar sus reales. La dominación árabe dejó su principal huella en la lengua, pues el maltés de hoy en día proviene del árabe, aunque está trufado de los muchos idiomas que en las islas han convivido. En 1090 los árabes fueron vencidos por los normandos y, posteriormente, a partir de 1282, Malta pasó a formar parte de la Corona de Aragón.Sin embargo, la fecha básica para entender la fisonomía actual de este pequeño país la marcó Carlos I de España al ceder, en 1530, el archipiélago a la Orden de los Caballeros del Hospital de San Juan de Jerusalén. El único precio impuesto fue simbólico: un halcón al año. Este hecho le sirvió de inspiración al escritor Dashiell Hammett para construir el eje de la trama de la novela ?El Halcón Maltés?, de la cual se han realizado diferentes películas. Sin duda, la más recordada es la dirigida por John Huston que protagonizaron Humphrey Bogart y Mary Astor.La Orden de Malta
A partir de su llegada a Malta, la Orden de los Caballeros marcó el tempo durante más de dos siglos en estos bellos enclaves del Mediterráneo. Es conocida en todo el mundo su cruz de ocho puntas, uno de los emblemas del archipiélago. La capital, La Valeta, se nombra así en honor del Gran Maestre Jean Parisot de la Valette, que ordenó su construcción tras el asedio otomano del año 1565. Paseando por las añejas calles de la ciudad donde nació el personaje de cómic Corto Maltés ?por obra y gracia de Hugo Pratt?, uno tropieza con el legado de los ?caballeros? por doquier. Es imprescindible visitar la cocatedral de San Juan, donde ?aparte de las impresionantes lápidas de mármol? resaltan dos magníficos caravaggios en los que hay que recrearse: un ?San Jerónimo? y ?La decapitación de San Juan Bautista? (el único cuadro que firmó en su vida y que fue pintado específicamente para el oratorio de la cocatedral).El pintor italiano huyó de Napolés a Malta en 1607 tras una sentencia de muerte por haber matado a un hombre en una reyerta. Fue novicio de la Orden y en 1608 fue nombrado Caballero de Gracia ?rango inferior al de Caballero de Justicia, reservado sólo a los de noble cuna?. Posteriormente, su difícil carácter le llevó a discutir con uno de estos últimos caballeros y fue encarcelado. Alertado de otra posible condena a muerte, organizó su fuga y huyó en un navio rumbo a Sicilia. En La Valeta también hay que detenerse en el Palacio de los Grandes Maestres, en el ?albergue? de Castilla, León y Portugal; saborear un café en Cordina (local fundado en el año 1837) y recorrer la bulliciosa y señorial calle de la República. Desde varios de los miradores de La Valeta, puede contemplarse una maravillosa vista de las Tres Ciudades: Vittoriosa, Senglea y Cospicua, que en realidad son tres penínsulas fortificadas que abusan de su sobria belleza. Pasearlas o circundarlas en algún pequeño navío supone un placer antiguo. Y si alguien lo hace de noche, que no se vaya de allí sin haber visto un fantasma.Uno de los reclamos de la Malta actual está en los cursos de inglés para extranjeros. Conviene apuntar que en 1814, tras el Tratado de París, este archipiélago pasó a ser oficialmente miembro del Imperio Británico. Hoy es una república independiente, pero forma parte de la Commonwealth y el inglés es, junto al maltés, la lengua oficial.