Marrakech, Ciudad Imperial

Marrakech, Ciudad Imperial

Situada en la depresión de Haouz, Marrakech ha sido también llamada "Al-Bahya", la ciudad que alegra el corazón, y la "Ciudad Roja", debido a ese tono rojizo de todos sus edificios, en una lucha sin cuartel de los muros y fachadas por absorber los imponentes rayos de calor de un sol que se encamina al Sahara.Marrakech se divide hoy en varias partes: su medina, amurallada que alberga a las dos terceras partes de la población de la ciudad y toda su personalidad; la zona europea, consecuencia de los años de colonización francesa, y hoy principal feudo de las empresas multinacionales y la industria hotelera.Es cuna también de importantes tesoros artísticos. La mezquita de la Koutubia, la mezquita de la Kasbah, o de Al-Mansur o las murallas de la medina, con la puerta de Bab Agnab al frente, todas ellas construcciones almohades, son los principales tesoros artísticos de la ciudad.Plaza de Djema"a el-Fna: Si hay algo que distingue a Marrakech de otras ciudades es su plaza central. Será el motivo, el icono que nos recordará para siempre a esta ciudad. Según la hora del día en la que nos dejemos caer por ella nos encontraremos una plaza diferente.La mezquita Koutubia: Fue en un principio levantada por los almorávides, pero la llegada de los almohades significó su destrucción y posterior reconstrucción. De la antigua sólo se conservan los pilares. El resto de la mezquita más importante de la ciudad, hermana de la Giralda, data de la segunda mitad del siglo XII y forma parte ya de la aportación almohade a la ciudad, la más rica desde el punto de vista arquitectónico.La mezquita Ben Yussef: Su minarete, de cuarenta metros, es uno de los muchos que salpican la ciudad. El nombre de esta mezquita es el del emir almorávide Ali Ibn Yussef.Palacio Bahía: Construido por Chambelán Ahmed Ibn Moussa, terminado en 1900. Es un auténtico laberinto de salas, caminos y jardines. Predominan cuatro colores en su decoración, a partir de sus recursos naturales: el rojo de la amapola, el verde de la menta, el amarillo del azafrán y el azul del índigo, piedra azul con la que los tuareg tiñen sus ropas.La Kasbah o alcazaba: Muchas ciudades árabes contienen dentro de la medina una ciudad fortificada, y Marrakech no es una excepción. El motivo que justificaba la existencia de esta fortaleza era el de salvaguardar el palacio donde se hospedaban los reyes.Palacio Al-Badii: Obra también de los saadíes, de Ahmed al-Mansur, que recuperó para la ciudad el esplendor perdido en los anteriores siglos. Hoy sólo se conserva parcialmente el gran conjunto edificado entre 1578 y 1594.Jardines de Menara: Una de las opciones que nos ofrece la ciudad por la tarde es acudir a esta zona de recreo, rodeada de un grandioso olivar, junto a uno de los grandes estanques, depósitos de agua de la ciudad.

ciudadMarrakechzocos