La red ferroviaria mexicana no es para tirar cohetes, pero, a falta de kilómetros de vía, algunos de sus trenes rebosan encanto e imaginación. El país cuenta con tres caminos de hierro destinados al turismo: el Tequila Express, el Expreso Maya y el Chihuahua-Pacífico, el más antiguo de todos y conocido como Chepe a cuenta de sus iniciales: CH-P. Desde hace casi medio siglo, la máquina y sus vagones (entre cuatro y siete) de hierro y madera pasean sus colores serranos (verde, naranja y rojo) por la Sierra Madre Occidental o Sierra Tarahumara.De Chihuahua a Los Mochis, y en sentido contrario, el Chepe cruza a diario las impresionantes Barrancas del Cobre, el complejo geológico más importante de México, cuatro veces más grande que el famoso Cañón del Colorado. Sin someterse a la dictadura de los horarios, el «Señor de las Barrancas» sortea cualquier imprevisto (desde derrumbes a paso de ganado) para recoger a los viajeros que esperan su llegada en cualquiera de las nueve estaciones turísticas que se encuentran en su camino. Su recorrido, de 653 kilómetros (durante los que atraviesa 36 puentes y 86 túneles), viene a demorarle unas 14 horas.El Chepe ofrece la posibilidad de detenerse en cualquiera de sus estaciones y proseguir el viaje días después. Hoteles de lujo sobre fascinantes gargantas invitan a ello. Acometer el trayecto de un tirón no nos impedirá tomar contacto con los indios rarámuris, que se acercan en cada parada hasta el tren, al toque de su silbato, para vender artesanías en barro o madera.Los tarahumaras o rarámuris («los de los pies ligeros») son uno de los escasos pueblos indígenas americanos que viven ajenos al paso de los siglos y del progreso. Apenas 70.000 individuos seminómadas que habitan en granjas y cuevas y cultivan sus cosechas en las tierras altas durante el verano, para mudarse al fondo del cañón durante los meses fríos. Pieles rojas, como escapados de un «western», sus mujeres usan ropas de algodón con dibujos de flores, con varias faldas superpuestas, mientras que los varones se cubren con un taparrabos y una camisa holgada y sujetan su frente con una cinta (kowera).A las 6 de la mañana parte de Chihuahua con rumbo a Sinaloa el Primera Express, un tren con comedor y bar que cuenta con doce paradas y viaja lentamente para disfrutar del paisaje. Una hora después sale el Clase Económica, que dispone de vagón cafetería y cuyo paso aguardan en 37 estaciones, aunque recorre el trayecto a mayor velocidad.
También es posible incorporar al tren la propia autocaravana para proseguir después viaje hasta la costa sinaloense, frente al mar de Cortés. Desde allí se puede cruzar en ferry hasta Baja California Sur, donde se encuentra uno de los mejores complejos turísticos del mundo, Los Cabos, o sumarse a excursiones para ver a las ballenas grises, que acuden a esa península para reproducirse.