Segovia, un paseo con historia

Segovia, un paseo con historia

Entre las muchas imágenes que se pueden retener de Segovia, una ciudad castellana con más de 2.000 años, una es incomparable: la perspectiva que se obtiene desde donde se levanta la iglesia románica de la Vera Cruz. Desde aquí, el perfil de Segovia es completo…El Alcázar, en primer plano; los pináculos de la catedral y la torre de San Esteban. Desde la iglesia románica de la Vera Cruz no se ve el Acueducto, pero se contempla una soberbia imagen de la ciudad, sus murallas, casas, iglesias y palacios.Desde el Acueducto, se pueden tomar varios caminos para explorar Segovia: todos llevan a la Plaza Mayor y al Alcázar. Y si no fuera porque desde siempre lo hemos identificado con Segovia, se diría que el Acueducto es una obra descomunal y fuera de escala. Sorprende la naturalidad con que segovianos y foráneos pasan a su lado o toman un café en las terrazas de la plaza del Azoguejo sin asombrarse ante semejante obra.La visita continúa. Podemos subir por la calle de San Juan hasta desembocar en la plaza del conde de Cheste, y seguir avanzando entre callejas para descubrir la iglesia románica de San Juan de los Caballeros; luego, la de San Nicolás, y más allá, la de la Trinidad. Por uno u otro lado, llegaremos a la Plaza Mayor. A poca distancia, se encuentra la antigua Judería.Los judíos fueron numerosos e influyentes en la ciudad, pero se vieron obligados a abandonarla en 1492. Puede visitarse en el convento del Corpus la antigua sinagoga.Llegamos hasta el Alcázar. En el lugar que ahora ocupan sus jardines estuvo la primitiva catedral de Segovia. En ella se hicieron fuertes los comuneros que en 1520 se enfrentaron al poder del imperio. La catedral quedó destrozada; sólo se salvó el claustro que fue trasladado a la nueva, construida a partir de 1525. Fortaleza y palacio, el Alcázar se alza majestuoso dominando la confluencia de los ríos Clamores y Eresma. Torreones, salones y fosos se abren a la visita. Sus capiteles puntiagudos le dan un aire de cuento.Y para que la visita sea de leyenda, debemos procurarnos un buen alojamiento como el que nos proporciona el Hostal Hidalgo (C/ José Canalejas 3, Tel. 921 463 529). Se encuentra en un pequeño, hermoso y antiguo edificio que da a la iglesia de San Martín, con un buen restaurante.

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