Toma un tercio de las calorías en el desayuno. Un nuevo estudio vuelve a corroborar las propiedades "adelgazantes" del desayuno. En él, un grupo de mujeres siguió una dieta rigurosa, baja en hidratos de carbono, mientras otras tomaron una alimentación rica en proteínas y baja en grasa en la comida y la cena, pero con un desayuno muy abundante. A los cuatro meses, estas últimas habían perdido una media de 8 kilos cada una. El otro grupo adelgazó 6,5 kilos. Además, a los ocho meses, las que desayunaron bien habían perdido otros ochos kilos, mientras que las de la dieta baja en hidratos habían recuperado una media de 9 kilos.Divide el resto de calorías en varias comidas. Si distribuyes el 70% de calorías restantes en varias comidas al día en lugar de dos, tu organismo mantendrá niveles de azúcar más estables y sentirás menos hambre a lo largo del día. Ponte calzado cómodo, caminarás mucho más. Está demostrado: salir a caminar con el calzado adecuado y llevar un podómetro alarga los paseos en más de 1.000 pasos diarios. Las personas sedentarias dan apenas 3.000 pasos al día. Añadir 2.000 a ese total puede ayudarles a no engordar. Lo ideal: dar 10.000 pasos diarios.No pongas mucha comida en la mesa. Independientemente del apetito que tengas, cuanta menos comida (y bebida) veas delante de ti, menos comerás. Hay estudios que indican que podemos consumir un 50% más de calorías sólo por esa razón. Un truco: procura servir la comida ya emplatada y no de fuentes repletas de comida. Bebe té o agua antes de comer. No confundas la sed con el hambre. Beber agua o té frío antes de las comidas puede ayudarte a tomar un 10% menos de calorías.Ahórrate las calorías de más de los refrescos. Los azucarados añaden muchas calorías vacías de nutrientes y no calman el hambre. Tomarlas en zumos naturales o frutas añade antioxidantes, potasio y fibra a la dieta. Calcula tu ración de pan. Si no puedes comer sin pan, calcula una ración (unos 30 g) antes de cada comida y limítate a ella. Recuerda: tómalo integral en vez de blanco.