Hace 20 años, El problema de la piel sensible sólo afectaba al 25% de la población femenina. Así que es lógico preguntarse por qué, en este plazo de tiempo, casi se ha triplicado el número de mujeres que tienen la piel sensible. Buena parte de culpa la tienen las constantes agresiones externas, como la radiación ultravioleta, los cambios térmicos bruscos, la polución o la reducción de la capa de ozono. A esto se le unen ciertos factores internos, como: el estrés, una mala alimentación o incluso el tabaco.Así, las pieles sensibles requieren unos cuidados muy específicos:
– La limpieza debe hacerse con cosméticos adaptados a las peculiaridades de este tipo de epidermis. Debes emplear productos muy suaves, que hidraten y no resequen. Las texturas más apropiadas son las leches ligeras que no requieren aclarado.- Hay que evitar el agua del grifo, habitualmente calcárea. Resulta preferible utilizar tónicos sin alcohol que contengan ingredientes botánicos naturales con propiedades calmantes, como la caléndula.- A la hora de comer, reduce las cantidades de grasas, alcohol y alimentos picantes. En cambio, debes aumentar la ingesta de frutas y verduras.- En tu tratamiento diario, debes seleccionar cosméticos que no contengan perfume, alcohol, conservantes ni colorantes. Todos ellos son ingredientes susceptibles de provocar reacción en las pieles sensibles.
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