El sudor se origina en las glándulas sudoríparas ecrinas (repartidas por todo el cuerpo) y apocrinas (en las axilas y los genitales). Posee un alto contenido en ácido láctico, urea y cloruro sódico, principales componentes del factor hidratante natural de la piel. Por ello la capa córnea está en buenas condiciones incluso en una atmósfera seca y adversa.La transpiración también es el termostato natural del cuerpo, que libera sudor para enfriarse. Además, elimina toxinas. Aunque esta función se realiza a través del riñón, también los residuos salen al exterior por la piel.Desodorante tras la depilaciónDespués de depilarte las axilas el desodorante puede provocarte picor o malestar, ya que la piel queda muy sensibilizada. Si el producto lleva alcohol las probabilidades de enrojecer la epidermis son aún mayores. Opta por las fórmulas muy suaves y no irritantes.El sudor es líquido corporal que se pierde por el aumento de la temperatura. Debes beber mucha agua o zumos para no deshidratarte.Controla tu transpiración con sales de aluminioHay personas que sudan exageradamente. Esta hiperhidrosis se manifiesta sobre todo en las axilas, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Esta sudoración máxima, cuando afecta a personas sanas, no tiene causa conocida, pero puede convertirse en un problema estético importante.El mal olor lo causan las bacterias que se forman en la superficie de la piel; la humedad fomenta la proliferación de esas bacterias. Una rigurosa higiene varias veces al día y el uso sistemático de un desodorante eliminan el mal olor, pero para reducir la sudoración se necesita un antitranspirante.Estos cosméticos llevan en su fórmula, entre otros ingredientes, sales de aluminio, que disminuyen el flujo de sudor y también el desarrollo de bacterias. Por ello cumplen la doble función de combatir el olor y la humedad. Reducen la actividad de la glándula sudorípara sin llegar a bloquearla.En los productos suaves, el aluminio no penetra en las capas profundas de la epidermis, sino que permanece en las capas superficiales, adhiriéndose a las células muertas que son eliminadas rápidamente. Los de efecto duradero se utilizan solamente dos veces a la semana. Antes de la aplicación, la piel tiene que estar completamente seca, sin cortes ni rozaduras. Para otras zonas del cuerpo conviene acudir al médico. Si estos tratamientos no son efectivos, él puede valorar otras opciones, como las inyecciones de toxina botulínica, la iontoforesis y la cirugía.