En alguna de sus contadas entrevistas televisadas de hace años, Felipe de Borbón dijo que aspiraba a ser un rey cercano a la gente, que comunicase mejor el trabajo de la monarquía.
Después de la abdicación de Juan Carlos, el futuro rey de España, Felipe VI, y su esposa Letizia Ortiz tendrán la oportunidad de hacer realidad esa voluntad de cambio en la jefatura del Estado para inyectarle un estilo más sobrio, profesional y poco dado a la improvisación y a la espontaneidad que caracterizaba al monarca saliente.
“No creo que Felipe se vaya a cazar elefantes”, dice Hugo Vickers, historiador británico que conoce personalmente a la reina Sofía, en referencia al polémico safari africano donde Juan Carlos se fracturó la cadera en 2012. “Estoy seguro que ellos son conscientes de la necesidad de ser austeros y no parecer extravagantes”, agregó.
Felipe, de 46 años y Letizia, 41, serán la pareja reinante más joven de Europa. Y han marcado tendencia propia desde su matrimonio en 2004. En público son más sobrios y evitan gestos que pudieran romper el protocolo.
El príncipe asiste en solitario a las tomas de posesión de presidentes latinoamericanos y cuando aparecen juntos, en actos oficiales, la princesa suele guardar un discreto segundo plano. Pero también ha liderado por su cuenta eventos benéficos y de carácter social, muy al estilo de la reina Sofía, como el que tiene lugar cada año a favor de niños afectados por enfermedades raras.
“Felipe está capacitado, su perfil público es muy discreto. Es un hombre con un trabajo que cumplir”, dijo Mary Vincent, profesora de Historia Contemporánea Europea en la universidad británica de Sheffield. “Creo que actuarán como auténticos profesionales”, agregó.
Su juventud tampoco ha sido impedimento para tener claridad de ideas. En su primer discurso el miércoles Felipe envío un mensaje político, por un lado, ante desafíos como el del separatismo catalán: “España unida en su diversidad”. Y, por otro, personal: “ilusión, esfuerzo y sacrificio por los españoles” en esta época de crisis económica, austeridad y desempleo.
A diferencia de Juan Carlos y Sofía, es habitual ver a Felipe y a Letizia en salas de cine y restaurantes de Madrid. A veces, pasean con sus dos hijas, Leonor y Sofía, por la calle y se han distinguido como conversadores pacientes con la gente que se les acerca.
La sucesión al trono ocurre cuando la monarquía está mudando de piel: desde la institución casi inaccesible, incluso para los medios de comunicación, que fue por muchos años a una corona más transparente. Hace poco, la corona fue incluida en la llamada Ley de Transparencia, que permitirá a los ciudadanos fiscalizar más de cerca el gasto público.
“La nueva monarquía, la familia, las personas que trabajan en su entorno debe cumplir con esa transparencia”, dijo Fernando Rayón experto en casas reales, autor de cuatro libros sobre la monarquía española, el último de ellos “Las joyas de las reinas de España”. “Ellos viven del dinero público y no puede haber duda sobre ese dinero”, comentó.
La crisis económica española, por ejemplo, llevó al rey a desprenderse de su yate de recreo.
La corona se ha esforzado mucho por ser más transparente y dar otra cara. La Casa Real ha abierto perfiles oficiales en Twitter y YouTube, mientras que su sitio en internet se ha hecho más accesible, permitiendo a los ciudadanos enviar correos electrónicos al monarca.
Algo impensable hace solo unos años, cuando muchos viajes y actividades del rey eran secreto de Estado.
La monarquía es una institución estable, pese a la caída de popularidad. Pero es cierto que por primera vez desde los consensos de la transición a la democracia hay partidos de izquierdas con representación parlamentaria, entre 5-15% del voto, que piden un referendo para elegir entre corona y república.
La familia real española no acumula títulos y tierras, como la inglesa, y su funcionamiento depende de una asignación de dinero público para la alta representación del Estado, que alcanzó los 7,7 millones de euros (10,5 millones de dólares) en 2014.
La imagen de los príncipes ha salido indemne de los escándalos de corrupción que han salpicado a la Casa Real. La imputación de la infanta Cristina por presunta evasión fiscal o el polémico safari del rey ni siquiera rozaron a Felipe. Su popularidad, según las encuestas, es notable y supera en casi 30 puntos, 70 a 41, la de su padre.
El príncipe de Asturias está preparado para el relevo desde que nació. Además del español, domina inglés y francés, y puede ofrecer discursos en alguna de las otras lenguas oficiales del país: gallego, vasco y catalán.
Tiene formación académica en derecho y economía y cursó una maestría de relaciones internacionales en Estados Unidos. En el plano militar, completó instrucción rotatoria en todos los cuerpos del ejército y aunque nunca sirvió en combate es Teniente Coronel de Infantería, Capitán de Fragata y piloto de helicópteros.
Felipe practica habitualmente deportes como el esquí y la vela. Su vida personal también ha sido más conocida. Además de su esposa, el príncipe tuvo largos noviazgos con la española Isabel Sartorius y la modelo noruega Eva Sannum.
Pero con quién fue al altar fue con la periodista Letizia Ortiz, quien se convertirá en la primera reina de origen plebeyo de la historia de España.
“Felipe es una persona bien preparada, viajada. Tiene una familia joven y una esposa moderna”, dice el historiador Vickers.
Ortiz, divorciada de un anterior matrimonio, cursó estudios universitarios de periodismo y fue presentadora de informativos de la pública Televisión Española. Cuenta la leyenda que el príncipe se enamoró de su mujer viéndola cada tarde en el televisor.
Ortiz ha caído de pie en la sociedad y los medios la han bautizado como “reina de la clase media”. Es vista como una mujer glamurosa, moderna y elegante, siempre vestida con ropa de firmas y modistos españoles, especialmente Felipe Varela.
“Letizia ha conseguido ese equilibrio entre lucir glamurosa pero no demasiado. Lleva ropa con la que cualquier mujer puede imaginarse vestida”, dijo la profesora Vincent.
“Los tiempos han cambiado y creo que Letizia es ideal como reina de España”, añadió el historiador Vickers.