Este salón ha sido guiado e inspirado por los criterios decorativos del denominado grupo de Bloomsbury, artistas londinenses de principios del siglo XX. El espacio sobresale por su marcado espíritu inglés, pero, sobre todo, por una estética colorista que transmite pasión y melancolía. Con esta base, el acondicionamiento del habitáculo se sumerge bajo una atmósfera propia de un decorado teatral.La clave decorativa reside en la presencia de colores audaces, donde dominan los tonos pasteles, que imprimen un carácter más personalizado a cada pieza de la estancia. Todo gira entorno a la chimenea. Y como tal, esta pieza acapara todo el protagonismo por el friso pintado a mano que lo refuerza. También llaman la atención los tejidos y texturas de pachtwork dispuestos sobre los diferentes muebles para acentuar la personalidad del cálido ambiente.En el apartado del mobiliario, se ha optado por disponer de pocas piezas y primar la funcionalidad. Destacan los muebles de madera natural, como el taburete y la mesa cuadrada que conforman un práctico y pequeño comedor. Y también las piezas de estilo repintado, como el original biombo de madera, recuperado como práctica estantería. Una butaca tapizada sobre un llamativo color rojo y una vistosa colección de jarrones de cerámica blanca completan el cálido conjunto.El resultado, el mismo pretendido en el dormitorio, es un ambiente repleto de ternura pero también moderno, funcional, sin excentricidades y no excesivamente cargado. Invita a su disfrute en armonía.