Más que un ambiente de gala y recargado para las veladas de Navidad, fin de año y Reyes, en esta amplia estancia se ha buscado la recreación de una atmósfera sorprendente, en la que la relajación y la tranquilidad son los aspectos más destacados.Huyendo de los característicos protocolos que antaño exigían estas señaladas fechas, el salón-comedor presenta una serie de detalles que proporcionan originalidad y una sugerente alternativa decorativa para estas veladas tan significativas.A primera vista resalta el sistema de mesas bajas, de clara influencia oriental, y que sustituye a la tradicional mesa navideña. Además, al conjunto se incorporan cómodos cojines para sentarse sobre el suelo. El habitáculo también exhibe matices personalizados que se aprecian en las reproducciones de baobabs, confeccionados artesanalmente con cortezas de plátano, reemplazando al clásico y representativo árbol de Navidad.La pincelada sencilla y sofisticada se consigue a través de la disposición de una pieza de anticuario, que se refleja en la antigua cama modelo barco del siglo XIX, y la cual contrasta con la actual alfombra de cebra. Por último, la expresión de color y vitalidad se plasma en la colocación de grandes flores rojas, que se han introducido en altos violeteros de cristal.