Isabel Coixet nació en Barcelona en 1962. Su abuela vendía entradas en un cine de la ciudad. "De ahí me viene la vocación", admite la directora. La cineasta catalana, que emocionó la platea hace un par de años con la desgarradora "Mi vida sin mí", estrena "La vida secreta de las palabras", una película en la que Tim Robbins y Sarah Polley protagonizan una bonita historia de amor en una planta petrolífera.-Hace un par de años dijo que no le apetecía rodar con estrellas, ahora va y trabaja con Tim Robbins.-Porque Tim Robbins, antes que nada, es un actor. Es la estrella menos estrella de la historia del cine. Cuando decía lo de las estrellas me refería a esa gente que viene con maquilladores, estilistas, abogados, mánagers… Tim es un tipo que se vino a rodar solo y se puso al servicio de la película. Era como cualquier otra persona del rodaje, un tío encantador.-Menudos elogios.-Sí, adoro a ese chico.-"La vida secreta de las palabras" está ambientada en una planta petrolífera. Ahora que se mata por el petróleo, resulta paradójico ubicar una historia de amor en un sitio como éste.-La película se desarrolla en una planta petrolífera que está parada porque ha habido un accidente. Una buena parte de la cinta habla de la incidencia ecológica de una plataforma situada en el medio del mar. La misión de uno de los personajes consiste precisamente en lograr que esas plataformas tengan un sentido ecológico. Yo estuve en una en Chile hace varios años y me fascinó completamente, me pareció un lugar alucinante.-Ha vuelto a apostar por Sarah Polley. ¿Le gusta ir a lo seguro?-Le prometí que haría otra película con ella (después de rodar "Mi vida sin mí"). No me creyó, pero así ha sido. ¿Qué puedo decir de ella! Ya sé que esto sonará a "todo es maravilloso" (…) pero es un placer trabajar con ella, es muy buena y, antes que defender un personaje, defiende a la película. Está metida en su espíritu y eso es un regalo para cualquier director.-Le ofrecieron rodar "Million Dollar Baby" y lo rechazó porque tenía que trabajar con Sandra Bullock. ¿Tan mal le cae?-No, simplemente no creí que era la actriz apropiada para ese papel.-Luego llegó Clint Eastwood y la cambió por Hilary Swank.-¿Eso es otro estatus! Se plantó y les dijo a los productores que lo hacía sólo si era con Hilary. Eso es otra cosa.-Esa película podía haber sido suya. ¿Se arrepiente?-No. Cada uno tiene que hacer lo que tiene que hacer. Rodar una película para un estudio americano… no me apetece. Conozco muy bien América y no me apetece nada trabajar allí.-En 2003 se fue a Sarajevo a rodar el "Viaje al corazón de la tortura", un documental que le ha inspirado para hacer esta película. ¿Qué recuerda de la ciudad?-Las caras, las voces, los silencios. Recuerdo a la gente que no hablaba y la que no paraba de hablar. Fue una experiencia que me marcó; todos volvimos diferentes. Me di cuenta de que había un momento en el que, después de escuchar siete historias terribles…-¿Uno se vuelve insensible?-Totalmente. La guerra terminó, pero no terminó, y hay una cantidad de dolor ahí sin salir, que a mí me sigue afectando.-De un lado el sufrimiento, y de otro, ¿la impotencia?-Sí, ¿qué haces? Siempre es esa pregunta: qué haces, que además sea útil.-¿El mundo va mal?-Sí, a lo mejor hay una luz al final del camino, ¿que a lo mejor es la de "Poltergeist"! Pero creo que el mundo va mal y que todo está oscuro, pero ¿hay que hacer como que hay una luz!