Frente a esta tendencia a la sobriedad, la burgalesa Amaya Arzuaga optó por el barroquismo: tiras de tela rasgadas que vuelan en las prendas, faldas completamente balón y retorcidas, revisión de los polisones y de los corsés clásicos y las múltiples capas.En colores, pleno dominio del negro, además del blanco y azul oscuro.