Por alguna razón, a todas nos da por seguir tendencias y a uniformarnos con la famosa de moda olvidándonos de nuestra propia esencia y pasando a formar parte de la moda masiva. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el estilo es la manera en que nuestra individualidad se expresa. Puede ser a través de la ropa, los movimientos corporales, tus palabras y hasta la forma en que decoras tu escritorio o casa. Es decir, todo tu ser gira en torno a tu propio estilo.
Todo el tiempo estás comunicando algo, y el estilo se expresa con estímulos no verbales que gritan tu esencia. Es una historia que cuentas de manera automática… y nadie quiere contar historias aburridas, ¿no es así? Por esto, te decimos que definir tu estilo es algo muy simple que sólo requiere de dos pasos:
1. Abre tu clóset y depúralo: Puedes tener mil cosas guardadas, pero resulta que solo te sientes identificado al 100 por ciento con la mitad de tu ropa. Acuérdate de ese vestido negro que te hace ver más delgada, o esa chamarra de piel con la que salías de fiesta cada fin de semana.
Toda esta ropa sácala de tu clóset, analízala y encuentra un común denominador. Fíjate en el color, el tipo de tela o ese algo que tienen en común. Esta característica te ayudará a definir qué estilo tienes.
2. No dejes de inspirarte: Abre un tablero de Pinterest y guarda aquellas imágenes que te llaman mucho la atención o te inspiran en tu día a día. Puede ser desde un outfit, un lugar o una frase.
En muchas ocasiones, el estilo lo adquieres de todo lo que ves, escuchas, lees y oyes. Está comprobado que también el estilo nace por herencia o por ganas de querer pertenecer a alguna tribu o grupo social. Después de hacer esto, confronta ambas acciones. En teoría deberían hacer match las dos, porque así tu estilo se está reflejando de manera correcta.