Después del centrifugado financiero al que ha sido sometido, despojándola de dos tercios de su financiación pública, la pasarela de Barcelona ha encogido. Ahora sólo dura dos días, de cuatro. Además, se le ha caído la etiqueta -ya no se llama Gaudí- y ha perdido algunos "botones" por el camino: Lydia Delgado y Victorio & Lucchino han emigrado a Cibeles. Sin embargo, pese a tanto vapuleo, ha demostrado ser una "prenda" atractiva y que sigue estando de moda. La imagen de Artur Mas conteniendo la respiración al paso de Eva Herzigova en ropa interior era la demostración palpable de que la magia de Gaudí no se ha extinguido del todo. Delgadita, sí, pero no anoréxica, parecían pensar aliviados al ver cómo se llenaba el aforo para ver desfilar a la estilizada, pero también curvilínea, Herzigova.En la "Pasarel.la Barcelona", que por primera vez lleva nombre catalán y en cuyo "backstage" ahora se brinda con cava -pura casualidad, según la organización- y no con champán francés, como era tradicional. Quince diseñadores presentaron sus colecciones en sólo dos días. Seis el primer día y nueve el segundo y último.Entre estos diseñadores, figuran los clásicos: Antonio Miró, Totón Comella, Hannibal Laguna… Y como novedad, Custo, que hasta ahora sólo desfilaba en Nueva York, pero que mostró su colección como broche de oro en Barcelona, como gesto de apoyo a la plataforma de diseñadores catalanes que, en menos de 45 días y con 1,2 millones de euros de presupuesto -un millón procede de la Generalitat, frente a los casi tres de antaño-, han logrado improvisar la nueva pasarela.