En "Los cielos de Alcalá", Hannibal Laguna recreó el típico entorno que va de la Puerta de Alcalá al edificio Metrópoli, con prendas llenas de glamour y lujo, unos vestidos de nuevo propios de una alfombra roja.El modisto de origen venezolano recrea ese espacio madrileño con estampados de hojas de acanto, en algunos pases, que imitan la rejería de forja propia del lugar. Inició el desfile con vaporosas piezas largas con escote en palabra de honor -muy extendida en la colección- para pasar a vestidos más armados, cortos y largos, en raso, satén, tafeta, guipur y organza. El negro se mezcla con brillos cerámicos e incrustaciones de cristal; hay superposición de texturas en vestidos ceñidos al cuerpo que luego dejan caer una capa o tienen forma abullonada en la cadera.Dominó el negro y unos soberbios vestidos plateados con toques bordados o de cristal que crea sofisticación y elegancia, propias de este virtuoso de la noche. Los juegos de volúmenes, pliegues y cortes moldean sus apuestas.