Mientras sus compañeras de profesión desfilaban unos metros más allá, Petra Nemcova presentaba en medio de una gran expectación mediática la nueva botella de la marca de champán Möet Chandon en una sala ambientada a imagen y semejanza del Salón de los Espejos de Versalles. Una gran marea de fotógrafos y periodistas se arremolinó alrededor del chaise longue desde el que la modelo posó para las cámaras, a las que sedujo con su buen humor y su blanquísima sonrisa.
A pesar de poseer unas impresionantes cualidades, la modelo checa saltó a la fama por una desgraciada jugarreta del destino. Nemcova se encontraba en la isla de Phuket (Tailandia) con su pareja, el fotógrafo Simon Atlee, cuando el devastador tsunami que asoló el sudeste asiático truncó su vida. Ella pudo sobrevivir al trepar a un árbol -en el que aguantó ocho horas antes de ser rescatada-, pero su novio no tuvo tanta suerte, y pereció bajo las enormes olas que se llevaron por delante a otras 300.000 personas. Sin embargo, ella sabe ver el lado positivo de aquella experiencia. «Fue muy duro, pero la tragedia unió a los pueblos de todos los países afectados», asegura.
Nemcova afirma tener un estilo propio, «mezclando lo mejor de Dolce&Gabbana o Luca Luca con elementos «vintage»», y demostró tener debilidad por la moda española. «Me gustan muchos diseñadores españoles, como Custo o Manuel Motta. De hecho, el traje que llevo -acompañado de unas impresionantes joyas de Vasari- es de Motta». La modelo tuvo un momento de recuerdo para Cayetano Rivera -con el que posó para la revista «Elle»-, que el pasado lunes sufrió una grave cornada en Albacete. «Intentaré llamarle para darle mi apoyo. La verdad es que fue muy divertido trabajar con él».