Pound fitness, la disciplina que convirtió un corazón roto en un negocio millonario
Es la disciplina perfecta para bajar de peso pero también para ser feliz. Al ritmo del rock, todo es posible
La tendencia del universo fitness es el pound fitness, un entrenamiento ideal para perder grasa, que combina ejercicios de tipo aeróbico, pilates y yoga, con golpear el aire al ritmo de la música con baquetas al más puro estilo de una estrella del rock. Antes de llamarse pound fitness, la disciplina era conocida como Rockout, workout; más claro ni el agua.
“Pound”, en inglés, significa “golpear”. Sí, como lo hacen los granes bateristas. Las creadoras de esta disciplina fueron dos estadounidenses amantes del rock, que se encontraron en Los Ángeles, Cristina Peerenboom y Kirsten Potenza. La técnica combina ejercicios isómetricos y cardiovasculares. Las clases duran unos 50 minutos y sus creadoras sostienen que durante una sesión se llega a dar unos 15 mil golpes.
El pound fitness reduce los niveles de cortisol, disminuye la presión sanguínea, sincroniza los hemisferios del cerebro, estimula la liberación de endorfinas y reduce los dolores crónicos. Al ritmo del rock perder peso es cosa fácil, el pound fitness va más allá, el bienestar físico, emocional y hasta espiritual está asegurado. De tres a cinco veces por semana y ¡voilà!
Como con cualquier rutina, la constancia (y una buena alimentación) lo es todo. Según el rendimiento de cada persona, se queman de 400 a 900 calorías por sesión. El abdomen, los glúteos, las piernas, los brazos y la espalda agradecerán el pound fitness. Los “sticks” (baquetas) aquí se llaman ripstix, pesan el doble que los comunes (unos 200 gramos) y son de plástico verde.
Estarás tan enfocado en coordinar tus movimientos que olvidarás el agotamiento físico. Se trata de una de esas actividades en las que el tiempo se va como agua. Es una práctica expandida entre las mujeres, pero también hay hombres que se han sumado a la rutina de entrenamiento.
La historia del origen del pound fitness es una verdadera joya. En 2010 una entrenadora aficionada a la música, utilizó su batería para distraerse de una ruptura con su pareja pero, al tener su taburete roto, decidió tocar una hora en cuclillas canciones de Rage Against the Machine. Al día siguiente, un corazón roto se convirtió en un negocio millonario.