Francis Montesinos lleva siempre el espectáculo a la Pasarela de Cibeles y en esta primera jornada del salón madrileño los desfiles se movieron del barroquismo del modisto valenciano a la sobriedad de la colección de Fernando Lemoniez. En medio, propuestas sin estridencias pero con pocas sorpresas que animen esta 45 edición de la temporada otoño invierno 2007/08.Montesinos trae siempre un festival de color, de luminosidad. Esta vez se aprovecha de la Medalla de Oro al Mérito a las Bellas Artes que consiguió para evocar en sus tendencias un recorrido por distintas disciplinas artísticas. Siempre crea estampados nuevos, un sello de la casa, que en algunas líneas evocan los azulejos moriscos de Córdoba. Como siempre, abundancia de punto, algunos toques de pieles, y un derroche de lujo con encaje y terciopelo negro para rematar la noche, donde hay profusión de volantes de aire español. Toques de tauromaquia, una bailarina zapateando flamenco y una novia de negro con el mismo desparrame de encajes y folclore cerraron su colección. Y para mayor show o fuegos de artificio, el desfile del novio de Ana Obregón entre sus modelos.Abrió la mañana la bilbaína Miriam Ocariz con una colección muy femenina basada en el juego de geometrías y estructuras a través de cortes que ciñen y luego fruncen. Volúmenes en mangas globo y faldas con el mismo acabado, pequeñas capas plisadas para rematar faldas o vestidos, talles cortos que se dejan caer después en vuelo… Los pantalones, siguiendo la tendencia que se inicia este año, son la mayoría pitillos. Y en tejidos, desde la lana para abrigos a los más evanescentes en muselina de seda. En esta construcción de volúmenes se destacan los vestidos "murciélago?, con mangas y cuerpos en una sola pieza. Los colores son sólidos, del negro al plateado que contrastan con los más fuertes en amarillo o turquesa.Antonio Pernas poco aportó. El diseñador gallego se inspira en los años 40 para recrear anchos pantalones con pinzas y talle alto que emulan el estilo de Lauren Bacall o Catherine Hepburn; el mismo estilo lo lleva a faldas a capa o ceñidas en una cintura alta, todas ellas con el largo "midi? de la época. Hay abrigos clásicos atados con enlazadas con cinturón y en lo que se refiere a los colores, la paleta va de los rojos a los púrpura, crudos, negros y platas.SobriedadFernando Lemoniez siempre trae buen gusto y costura esmerada a Cibeles. El diseñador donostiarra, sobrio, es un virtuoso de los cortes limpios en propuestas que no se ciñen demasiado al cuerpo y dan elegancia a su colección. Este año se ha aplicado mucho en la riqueza de los tejidos, desde los brocados a tafetán y el lurex para la colección de noche, con abrigos vestido que se conectan a la alta costura. Al mismo tiempo, la tijera se emplea con el mismo trazo certero a faldas sencillas rematadas en un semiglobo a través de diversos cortes. En la línea más ligera hay blusas y vestidos sueltos con estampados florales muy refinadas y otras de lunares, tras frecuentes en sus colecciones, que se rematan en pasamanería. No falta el clásico estilo Lemoniez en abrigos de cachemir, bien clásicos o sin mangas.Ángel Schlesser también busca el minimalismo. El diseñador santanderino huye de colores y se centra en el negro, gris, crudos naturales, con algún toque naranja o rosa. Busca los volúmenes y sólo ciñe con gomas, frunces y algunos fajines. Las faldas siguen esa línea y los pantalones son o bien anchos y talle alto o bien pitillos.El cierre de la primera jornada corrió a cargo de Ágatha Ruiz de la Prada, que, como novedad, presento diseños para esquiar (ella precisa que para hacer snowboard que es más moderno). Como siempre, colores muy llamativos, fuertes, corazones de adorno y algunos toques que quieren ser dieciochescos. Remató así su desfile con una novia vestida de miriñaque corto con polisón de tul.