Las turbinas de viento concebidas para producir energía limpia, instaladas en Europa, han provocado ligeros cambios en el clima continental en 2014, tendencia que continuará por lo menos hasta 2020, según una investigación francesa.
El estudio, publicado este martes en la revista Nature Communications, precisa que el desarrollo de molinos eólicos en Europa tiene impacto sobre el medio ambiente, pero poco significativo, un tema que estaba a debate desde hace algún tiempo.
En abril de 2012, un estudio realizado en Texas, Estados Unidos, estimó que los grandes parques eólicos producían un efecto de calentamiento en el clima local, y reportaba un aumento de hasta 0.72 ºC por década.
Este aumento se produjo sobre todo por las noches, en las áreas sobre los campos de turbinas en comparación con las zonas donde no las hay.
Estudios previos mostraron un efecto local significativo, pero nadie había estudiado el efecto en escala de un continente, con escenarios realistas de desarrollo de la producción eólica, explicó Robert Vautard, del Laboratorio de las Ciencias del Clima y Medio Ambiente.
El especialista de simulaciones climáticas, quien dirigió la investigación, aseguró que la generación de energía eólica si tiene un impacto en el clima pero que este es menor, aunque advirtió que su efecto se elevará después de 2020.
Explicó que dentro de seis años se prevé la instalación de turbinas que generen 200 gigavatios de potencia eólica en la Unión Europea (UE), el doble de los 110 gigavatios actuales, según compromisos de energía limpia adoptados en 2009.
Adelantándose a ese escenario, los investigadores elaboraron un modelo climático del efecto que tendría el viento generado por las aspas de los molinos que estarán instalados a través del continente, y luego elaboraron otro sin las turbinas.
El resultado fue diferencia de temperatura que alcanzan más de 0.3 ºC en algunas zonas, sobre todo en invierno, con un ligero calentamiento en el norte de Europa, incluido el Mar Báltico, y un enfriamiento en el sureste, debido a la rotación de los vientos.
Los científicos también notaron una ligera disminución de las acumulaciones de lluvia estacional en el centro de Europa, de cinco por ciento como máximo, sin embargo todos estos datos fueron significativamente inferiores respecto al invierno siguiente.
Estos efectos son insignificantes en comparación con la variabilidad natural del clima en todo el continente, influida principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero, concluyeron.