Un reciente estudio comunicó que leer puede ayudar y modificar el cerebro. Los resultados mostraron que, por un lado, aprender a leer activa el sistema visual en las regiones especializadas en la forma escrita de las letras, como es lógico, pero también en las regiones visuales primarias, aquellas adonde llega toda la información visual.
Ejercicios como sudokus, juegos mentales o cuentas matemáticas son algunas de las actividades que se suelen hacer para estimularlo. Pero si no eres muy amiga de las cuentas y al final nunca haces estos ejercicios, hay una forma mucho más sencilla y divertida de mantener en forma tu cerebro: ¡leer!
Por otra parte, el aprendizaje de la lectura, incluso en la edad adulta, provoca en el cerebro una redistribución de una parte de sus recursos. De esta manera, el reconocimiento visual de los objetos y las caras cede parte de terreno a medida que aprendemos a leer y se desplaza parcialmente hacia el hemisferio derecho.
Además, leer te proporciona experiencias maravillosas, te abre mundos nuevos, te plantea retos y cuestiones personales, reduce el estrés y favorece las relaciones sociales.