Gracias a que son esponjosas, absorbentes y fáciles de usar, las toallas son un foco lleno de bacterias que están en contacto con los seres humanos. De acuerdo con la Universidad de Arizona, donde se realizó un estudio para determinar qué tan sucias son estas herramientas que usamos diario.
Los investigadores Charles Gerba y Arkum Tamimi recolectaron 82 toallas entre Estados Unidos y Canadá para saber el número exacto de bacterias que se alojan. Y lo que descubrieron fue sorprendente.
“Se detectaron bacterias coliformes en el 89% y E-coli en el 25.6% de ellas. La presencia de E. coli se relacionó con la frecuencia de lavado”, señalan.
Y es que las toallas son un cultivo ideal de bacterias por su constante uso pero la Doctora Emily Martin de la Universidad de Michigan explica para la revista Times que estos gérmenes no tienen efectos negativos en la salud, ya que provienen de los mismos humanos.
“Nuestros cuerpos están adaptados para poder vivir en este ambiente, con todos estos microbios alrededor”.
Sin embargo, las toallas que usamos para secarnos las manos están en contacto con microorganismos fecales y quienes van al baño constantemente y se secan, pueden estar propagando suciedad. Y peor aún, si hay gente que usa esa misma toallita para secarse la cara.
“Si se seca la cara con una toalla de mano, es probable que esté recibiendo más E-coli en la cara que si mete la cabeza a un inodoro”, dice Gerba.