Nos despertamos un día cualquiera y ciertos síntomas como la gripe o el dolor de cabeza se apoderan de nosotras. ¿Qué hacemos? Acudimos al médico para que nos recete un tratamiento tradicional que cure nuestros males. No obstante, estos profesionales también pueden encomendarnos unos métodos alternativos, aunque con el mismo grado de efectividad: los tratamientos homeopáticos.Declaradas fármacos oficiales en 1995 por la Agencia Europea del Medicamento, las terapias homeopáticas son prescritas por más de 9.000 médicos españoles para paliar catarros de repetición, alergias, asma, bronquiolitis, tics nerviosos, problemas de aprendizaje, ansiedad, irritabilidad, eccema, hipertensión, fibromialgia, migrañas o náuseas del embarazo.La homeopatía actúa con mayor o menor velocidad dependiendo de lo agudo o crónico del problema a tratar, aunque son muchos los escépticos que atribuyen su acción a un "efecto placebo". Esta afirmación resulta errónea porque, por ejemplo, en niños y bebés no es lógico que se produzca un efecto sugestivo. En cuanto a los beneficios de esta técnica se encuentra la inexistencia de efectos secundarios, interacciones o intoxicaciones.Base de la homeopatíaEn homeopatía se recurre a minúsculas dosis de la sustancia que produce los mismos síntomas que la enfermedad a combatir para estimular al organismo y hacer que actúe frente a ella. Por ejemplo, emplea cafeína para el insomnio, cucaracha para la alergia a los ácaros o cebolla para los estornudos y los ojos llorosos.Asimismo, cabe recordar que no debemos seguir un tratamiento homeopático que no haya sido recetado por parte de un profesional de la medicina que, a su vez, puede alternar esta técnica con un tratamiento alopático para conseguir mejores resultados.