La infección en el oído es uno de los principales disparadores de hipoacusia, es decir, disminución de la capacidad auditiva, afección que registra 25 por ciento de la población mundial, dijo el experto Josá Manuel Rentería Velasco.
El especialista en Otorrinolaringología del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco señaló que una gripe mal cuidada, por la cercanía de las estructuras que conforman oídos, nariz y garganta, podría desencadenar sordera.
Añadió que la tan arraigada como mala costumbre de introducir objetos al oído, ya sea para limpiarlos o rascarlos, contribuye también a que algún microorganismo se quede en el conducto, colonice, cause una inflamación y se traduzca también en hipoacusia.
Asimismo, indicó, malas técnicas para alimentar a los bebés, sobretodo cuando se les da el biberón estando acostados, facilita el riesgo de que el líquido en vez de bajar por la garganta, se vaya hacia los conductos auditivos y con esto propiciar la colonización de microorganismos patógenos.
Dolor que puede ir de leve a intenso y que en los bebés suele manifestarse por llanto incesante, es la característica más clásica de una infección de oídos que, al no atenderse, puede llevar a procesos inflamatorios crónicos y con ello a modificaciones en la parte media e interna del oído, afectándola de manera permanente, dijo.
Comentó que el tratamiento para estos pacientes es farmacológico y una vez controlada la causa primaria, la infección del oído se resuelve; sin embargo, si esta se dejó avanzar el daño puede ser irreversible y traducirse en una baja en la audición que, dependiendo de la severidad, puede dejar al paciente con una incapacidad grave.
Destacó que, sobretodo en el caso de los pacientes adultos, estos dejan pasar mucho tiempo antes de atenderse. La gente tiende a automedicarse para quitarse el dolor, y además desestima la salida de material purulento por el canal auditivo.
Indicó que lo más serio es que por cada infección auditiva no atendida, el problema de disminución en la capacidad para oír se va haciendo más grande hasta que, como se señaló, la persona queda con una audición muy disminuida.
Señaló que lo importante es que ante los síntomas ya citados, e incluso ante cuadros gripales, la gente acuda a recibir la atención médica adecuada para reducir el riesgo de que la infección se extienda hasta los oídos y los dañe.
Subrayó que automedicación en este como en otros casos es muy riesgosa, pues al margen de no quitar el problema de origen, el consumo no prescrito de ciertos medicamentos como los antibióticos, puede también desencadenar reacciones secundarias que se traducen en pérdida de la capacidad auditiva.
Agregó que como medida preventiva las personas se realicen una audiometría anual, sobre todo quienes tienen infecciones respiratorias frecuentes, es muy valiosa para determinar el nivel de audición y, en caso necesario, proceder a resolver cualquier anomalía que se detecte.