Cada episodio puede durar desde cuatro horas a tres días, durante los cuales el dolor palpitante en un lado de la cabeza, las náuseas y los vómitos, la fobia a la luz, los sonidos y los olores, incluso la ansiedad y la depresión, se hacen tan insoportables que el afectado se ve obligado a recluirse en una habitación oscura y silenciosa, esperando a que pase el tormento. Y es que la migraña no es una simple cefalea; es un síndrome que afecta al cerebro entero. La mala noticia es que se da en casi un 15 por ciento de la población. La buena es que, incluso en los casos más severos, un tratamiento preventivo puede reducir y eliminar las crisis.¿Cómo se produce un ataque de migraña?Como explica el doctor Feliú Titus en su libro Vencer la migraña (editorial Oxigen), "la migraña es una alteración biológica transitoria, no un problema psicológico, que se da en personas cuyo sistema nervioso tiene un menor umbral de respuesta a ciertos estímulos". Se produce cuando, el cerebro envía unas señales a ciertos receptores cerebrales que, a su vez, controlan los vasos sanguíneos que lo rodean. En respuesta a todo ello, los vasos se contraen y luego se dilatan, y acaban alterando los tejidos circundantes… y ya podemos decir que tenemos un ataque de migraña en toda regla.El 30 por ciento de los migrañosos presentan aura, es decir, una serie de alteraciones neurológicas que suelen preceder al ataque y que han sido la causa del "halo misterioso" que ha rodeado siempre a esta dolencia. Pueden ser alteraciones visuales (visión de bandas luminosas, destellos, pérdida transitoria de visión, visión doble, en mosaico o en blanco y negro…); sensitivas (hormigueo, pérdida de sentido del tacto); motoras (pérdida de fuerza en un lado del cuerpo e incluso hemiplejia transitoria…); del habla (dificultad para articular palabras, transposición de sílabas…) y también confusión, pérdida transitoria de la memoria, desorientación, vértigo… Si, en la mayoría de los casos, la migraña no incluye aura, hay también pacientes que experimentan lo contrario, es decir, aura sin migraña. Y saberlo supone un gran alivio para ellos, que atribuían esos síntomas a problemas mucho más graves.¿Cómo puedes identificarla?Es recurrente y crónica; la frecuencia de los ataques -que indica la severidad del problema- puede variar de cinco o más al mes, a cinco en toda la vida.El dolor es pulsátil, punzante u opresivo, pero nunca leve.Empeora con el esfuerzo físico.Marisol Guisasola