En 1895, el curandero Daniel Palmer recibió en su consultorio a su portero, que era sordo y que, según le explicó perdió la capacidad de oir una vez que se agachó a coger un peso y sintió un chasquido en la espalda.Palmer observó que tenía algunas vértebras mal alineadas, las colocó y el hombre recuperó el oído.Así llegó a la conclusión de que la dislocación de cualquier parte del esqueleto afecta gravemente al organismo, y fundó esta técnica que debe su nombre al griego: "cheir" (manos) y praktikos (acción)CÓMO FUNCIONACorrige mecánicamente trastornos de articulaciones, músculos, columna vertebral o huesos que pueden producir dolencias y trastornos en cualquier otro órgano o parte del cuerpo humano.Se diferencia de la osteopatía en que se vale de radiografías y otros métodos de diagnóstico ortodoxos, y no sólo en la palpación, además no utiliza el masaje para curar, sólo realiza manipulaciones.PARA QUÉ DOLENCIAS ES MÁS APROPIADO- Trastornos de cuello o columna y molestias musculoesqueléticas en general.- También considera que algunos casos de asma, estreñimiento, artritis, migraña o trastornos menstruales pueden ser consecuencia de defectos vertebrales inadvertidos.Juana Escabias