Muchas personas tienen dificultades para desplegar sus encantos y despertar la atención de quienes desean atraer. Pero se puede aprender a seducir.Cuando existe miedo a seducirEl hecho de reconocer el descontrol y percibir la falta de confianza es ya muy positivo, puesto que estás dando un paso para solucionar tu problema. Así, podrás centrarte en lo que haces bien y en lo que quieres cambiar.Esta situación que planteas tiene, muchas veces, relación con las primeras experiencias amorosas y con la manera de demandar atención y afecto, pero también con aquellas situaciones relacionadas con sentimientos de inferioridad, con la falta de habilidades sociales y con una una minusvaloración personal.Date una ducha de seguridad y piensa de qué aspectos de tu personalidad y de tu cuerpo te sientes más orgullosa. Por ejemplo, examina tu físico y descubre lo que te gusta de ti.Observa también tus actitudes y considera lo que realmente haces bien. Piensa en las personas que te quieren y cómo te muestras cuando te sientes deseada. Y, sobre todo, frena tu miedo al rechazo.Existe un esquema universal de seducción, una secuencia de flirteo: la mirada fija y penetrante, el reconocimiento a través de la palabra y el roce fugaz.La seducción, cuestión de ojosLa psicóloga Helen Fisher ha dicho: "Tal vez sean los ojos y no el corazón, los genitales o el cerebro los órganos donde se inicia el romance, pues es la mirada penetrante la que provoca la sonrisa humana".Esto sucede nada más conocer a la otra persona que nos interesa. Entonces, nos miramos a los ojos, sonreímos, modulamos la voz y, a veces, nos rozamos.Intentamos hacer una presentación ideal, dejamos caer datos, nombres, hablamos de intereses o de lugares comunes. Al mismo tiempo, hacemos preguntas y demostramos atención por la otra persona.A veces, la atracción nos puede llevar a extrapolar todas las cualidades que desearíamos encontrar en nosotros mismos.Por otra parte, adaptamos nuestra imagen a lo que pensamos que le gusta al otro e interpretamos de una manera inconsciente: "Yo soy el que tú quieres que sea" y "Tú eres quien yo quiero que seas".Afortunadamente, la duración de esta especie de "danza de cortejo", en la que priman los papeles aprendidos, es efímera y se acaba recuperando la "cordura" en poco tiempo.Armas de seducción- Envía señales claras: con tu cuerpo, con la voz y con los gestos.- Atrévete a ser activa. Si te repliegas, puede ser que no le gustes demasiado. Aunque también es bueno que puedas empezar aprendiendo a aceptar una negativa.- Cultiva la conversación: las palabras nos despiertan los sentidos, hacen que el tiempo se acelere y nos acercan al conocimiento y al amor.- Utiliza el sentido del humor. La risa siempre desinhibe.- Sé tú misma en todos los momentos del día. Estamos hablando de seducción, no de una entrevista laboral.- Y si todo sale bien, una segunda cita.Recuerda que?- Las palabras nos producen emociones y sentimientos, conectándonos con nuestros deseos sexuales. Las parejas que siguen utilizando el lenguaje como una forma de seducción consiguen mejor nivel de adecuación y más armonía sexual.- En "Las mil y una noches", Sherazade, a través de la magia de sus palabras, no sólo no perdió la cabeza, sino que cautivó a un cruel sultán, enhebrando una historia con otra.- Cuando deseamos conseguir algo, nos ayuda saber cómo lograrlo, pero lo más importante es saber que podemos hacerlo.- Cuando el cortejo se ha iniciado, el tono de voz es más bajo y más ronco. Hablar deprisa provoca tensión en los demás.- Los animales también utilizan la comida en sus ritos de seducción. La golondrina macho le trae regalos a la golondrina hembra.- A las mujeres se les sigue trasmitiendo la idea de "sí, pero no": coquetea, muestra y retrocede.