No hay relación sin conflicto. Cuando pasa la luna de miel y los individuos se muestran tal cual son ?sin dulcificar descuidos, manías y opiniones? llegan los roces, los problemas y el inevitable sufrimiento. Sin embargo, el dolor también puede ser un estímulo para la superación personal, es decir, una oportunidad para aprender a amar con un vínculo más auténtico y de calidad. Según el psicólogo Antonio Bolinches, "la pareja que permanece es la que madura, y la madurez se alcanza superando todos los pequeños y grandes conflictos que surgen en las distintas fases de la convivencia.En la juventud, el reto es acoplarse y mantenerse unidos; en la madurez, superar los problemas relacionales y familiares; y en la vejez, saber convertir la convivencia en apoyo recíproco".Los celos, son uno de los enemigos más destructivos de una relación amorosa. Por su culpa llega la frustración y el desamor. Así los vivimos y así podemos superarlos.Carmen García Ojeda, fisioterapeuta, asegura que "una cosa es querer compartir la vida y otra entregar tu vida. Todos podemos ser un poco celosos cuando nos dan motivos, pero yo he sufrido a una pareja con celos patológicos y fue muy duro. Al principio no lo apreciaba, pero cuando las cosas se torcieron empecé a darme cuenta de que iba a tomar café y me llamaba cada dos minutos para comprobar si era verdad. De repente podíamos tener una bronca monumental porque no le había llamado después del último mensaje de buenas noches. Con este chico siempre estaba peleando, todo era un drama, y cuando se daba cuenta de que había metido la pata llegaba con 50 rosas rojas para pedirme perdón. Para un hombre celoso, los celos son la prueba de su amor, pero, en realidad, es el camino más rápido para perderlo".El experto opina: según el psicoanalista Carlos Sopena, "el celoso no soporta la incertidumbre y pretende alcanzar una certeza absoluta con respecto a la persona amada". Para Bolinches, "lo que provoca la manifestación celotípica no es tanto el grado de enamoramiento como el de inseguridad de quien los padece, porque su propia desconfianza hace que cualquier sujeto sea considerado como un rival. Por eso las personas celosas suelen conseguir lo contrario de lo que desean: en lugar de retener al sujeto amoroso, sólo consiguen que se aleje de ellas".