¿Alguna vez te ha dicho una amiga que es adicta al sexo? Pues se equivoca, probablemente sea promiscua y quiera justificarlo. Ser adicto al sexo es algo mucho más preocupante, y tan avergonzante como ser ludópata, por ejemplo, por ello quien la sufre tiende a ocultarla.
La “adicción al sexo” es algo que crea mucha confusión. Hay quiela considera un trastorno obsesivo-compulsivo, otros un trastorno del control de los impulsos, también puede achacarse a una alteración del deseo sexual, y fianlmente quienes la consideran una verdadera dicción.
Considerarlo un trastorno del deseo sexual puede ser complicado, y es que todos los hombres y mujeres tienen una tensión sxual individual que le es propia. Aveces esa tensión es alta y otras baja, pero es muy difícil establecer cuál es el nivel de tensión sexual normal.
Es una mentira decir que los hombres tienen más deseos sexuales que las mujeres. Y menos ahora que se sabe que un 42% de las mujeres responden con mayor rapidez e intensidad a los estímulos sexuales que el promedio de los hombres.
El deseo sexual verdaderamente patológico, anormalmente alto (se llaman: satiriasis en el hombre y ninfomanía en la mujer), cuando la persona se siente impelida a satisfacer sus deseos con más frecuencia de lo habitual y sin tener en cuenta circunstancias, lugares y oportunidad. Es una verdadera patología en la medida que les plantea problemas. Sin embargo, aún disponen de cierto control sobre sus impulsos sexuales.s No hay que confundir este trastorno con la simple promiscuidad.
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