Las mujeres acuden cada vez más al médico cuando padecen una disfunción sexual, ya que el 60% de ellas sufrirá a lo largo de su vida una relación coital dolorosa (dispareunia) -la mayoría tras la menopausia- y en torno al 4% padece vaginismo, imposibilidad de practicar el coito.
El dolor sexual se ha convertido en una de las consultas más frecuentes tanto en a médicos de familia, como a ginecólogos, urólogos e incluso psicoterapeutas, cuando estas disfunciones tienen origen psicológico, como ocurre en muchos casos de vaginismo. Según Mónica González, del Área de Conocimiento de Disfunción Sexual Femenina de la Fundación Puigvert de Barcelona.
De todas formas, indica la doctora, estos transtornos “están infravalorados” y hay muchas mujeres que no son conscientes de que los sufren, y si son reacias a recibir asistencia, pueden llegar a dejar de tener relaciones coitales para evitar el dolor.
“Los cambios sociales han hecho que la mujer esté viviendo la sexualidad de una forma diferente, y ha pasado del papel muy pasivo de nuestras abuelas a tener un rol más activo, y se preocupan por tener relaciones satisfactorias”, ha señalado la experta.
La dispareunia puede abarcar desde una irritación vaginal postcoital hasta un dolor profundo. También pueden ser dolores bulbovaginales, que no sólo se dan durante las relaciones sino que son un síndrome en el que hay molestias en cualquier momento del día, u otros patologías que provocan la perdida de la flora vaginal, y con ello la aparición de infecciones (vaginitis crónicas de repetición).
Este transtorno es el motivo de consulta principalmente entre mujeres que rondan los 20 años -cuando comprueban que tiene problemas para practicar el coito- o aquellas en la franja de edad de entre 30 y 35 años que quieren tener hijos y para ello han de solucionar su imposibilidad de penetración, una ansiedad que les puede generar además problemas psíquicos.