Los olvidos no se deben al azar ni a la falta de atención. Tienen un sentido oculto que ignoramos, pero que puede ser descifrado por quien conoce la técnica psicoanalítica.En todos los actos fallidos, incluidos los olvidos, triunfa la intención inconsciente, ya que a través de ellos se cumple un deseo reprimido.Son fenómenos muy frecuentes de la vida cotidiana y ocurren cuando uno persigue conscientemente un fin y, sin proponérselo, lo reemplaza por otro, de contenido inconsciente.UNA NEGATIVA INTERIORHay casos en los que el olvido se repite varias veces a través de distintos recursos. Un ejemplo muy ilustrativo es el de aquel hombre que había escrito una carta y, por distintas razones, la dejó varios días sobre su mesa de trabajo sin enviarla.Cuando por fin se decidió a hacerlo, le fue devuelta por la oficina de Correos pues se había olvidado de poner la dirección. Volvió a llevarla al buzón con los datos correctos, pero esta vez olvidó poner el sello. Tuvo que aceptar su aversión a enviar esa carta; una negativa interior, se lo impedía.Otro olvido que se presenta con mucha frecuencia es el de los nombres propios, que además suele ser contagioso. En una conversación entre dos personas, si a una se le olvida un nombre, a la otra es probable que le ocurra lo mismo. Este olvido colectivo es un fenómeno de la psicología social, donde ciertos actos se generan por contagio.AMNESIA INFANTILLos hechos ocurridos durante los primeros años de la vida, quedan borrados por un olvido que se conoce como amnesia infantil. Es el resultado de una represión que oculta las primeras vivencias sexuales de los niños. En el transcurso de una cura psicoanalítica, este hecho fundamental de la infancia puede ser en parte conocido cuando se recobran los recuerdos de ese período.<b>El ejemplo freudiano</b>-Novela olvidada. Uno de los ejemplos que da Freud, se refiere a una reunión de jóvenes universitarios en la que sólo había presentes dos chicas. Una de ellas recordó haber leído hacía poco tiempo una novela sobre la vida de Cristo, pero no pudo recordar el nombre. Los jóvenes intentaron ayudarla pero tampoco pudieron decirlo.-Significado oculto. Ella estaba realizando un psicoanálisis y buscó esclarecer el olvido del nombre. El título era Ben-hur, pero a ella se le ocurría: Ecce-homo, Quo-vadis… Al decirlas, se dio cuenta que el nombre no recordado contenía una expresión que ella nunca emplearía, y menos delante de los jóvenes. La palabra remitía a un significado desagradable ("hure" en alemán significa "puta" y "ben" suena como "bin"; "Ich bin" es decir "yo soy").-Deseos indecorosos. Vislumbrada esta conexión, sus ocurrencias, "homo", "hombre", delante de los chicos, completan un significado mal visto. Ella ha tratado a la palabra como una confesión de deseos que rechaza por indecorosos. Inconscientemente equipara la declaración de "Ben-hur" a una propuesta sexual y su olvido corresponde a una defensa contra la tentación inconsciente.Victoria Queipo