La relación entre hermanos es peculiar. Comparten una intimidad que no ha sido elegida. Están obligados a quererse al tiempo que rivalizan por el amor de los padres. Entre los hermanos existen unos lazos reforzados por la convivencia, la complicidad, los buenos ratos, pero teñidos también de competitividad. Que sobrevivan o no el amor y la solidaridad a los celos dependerá de cómo haya evolucionado el vínculo fraterno. Con los hermanos tenemos una historia en común que ha ido tejiendo una red de lazos afectivos profundos y duraderos. Con ellos se han organizado las primeras complicidades fuera de la dependencia de los padres. En esa red de afectos se encuentra también la envidia.Tener un hermano es, en primer lugar, tener un rival. Al él le atribuimos la responsabilidad de habernos expulsado del paraíso materno. Los celos son la primera emoción fuerte que se siente ante la aparición de un hermano. Están motivados por la amenaza de que otro se convierta en el centro de atención de los padres. Es, en principio, un intruso que nos separa de los progenitores.Después se puede convertir en un salvador de la dependencia paterna, pero para ello hay que elaborar psicológicamente la idea de que los padres no son exclusivamente para él. Así como la lucha por el amor de los progenitores determina el modo en que se elabora el vínculo fraterno, la relación de los padres con los hijos resulta decisiva para que los hermanos puedan eliminar la inevitable rivalidad que existe al principio. Una de las actitudes más perjudiciales es que los padres no acepten en sus hijos este tipo de sentimientos; no deben olvidar que la rivalidad se organiza dentro de una competición que ayuda a los hermanos a crecer.Otro de los efectos que influye y entorpece la relación entre hermanos es la proyección sobre ellos de conflictos inconscientes no resueltos y que los padres reviven cuando tienen hijos. Tras la rivalidad entre hermanos se ocultan también sentimientos de hostilidad hacia los padres que no han podido ser elaborados. Se realiza un desplazamiento y el hermano recibe parte de la agresividad dirigida al padre.